La doble vida acuática del capitán Cousteau

Un libro revela que rara vez iba a bordo del Calypso y que era más un empresario que un científico

Hace 30 años, Jacques Yves Cousteau era uno de los 10 hombres más reconocidos del mundo. Una nueva biografía (Jacques Cousteau: The Sea King de Brad Matsen), acrítica pero reveladora, muestra cómo sucedió eso. Nominalmente un capitán de la armada francesa, Cousteau pasó la mayor parte de su vida laboral creando un nueva forma de celebridad: explorador televisivo. Con su barco, el Calypso, y un equipo de buzos con atractivos acentos franceses y aspecto de estrellas de cine, recorrió los rincones oceánicos más fotogénicos y lo documentó en libros y programas de televisión que lo hicieron el rey de la aventura submarina.

El secreto de su éxito, explica Matsen, no tiene nada que ver con la ciencia de la oceanografía y de hecho con ninguna ciencia. Tuvo que ver con la televisión. Ya en El mundo submarino de Jacques Cousteau, la serie que protagonizó en 1968 y que se emitió en todo el mundo, consiguió lo que todo productor sueña: un fórmula casi perfecta para la pantalla chica.

Lo que sorprenderá a muchos que crecieron con el capitán es enterarse que Cousteau rara vez visitaba el Calypso. Tenía un helipuerto en el que aterrizaba para una o dos horas de rodaje. La mayoría de las imágenes eran de archivo.

Entonces, ¿dónde estaba el capitán? En la década de 1970, Cousteau era el presidente de una multinacional, dividiendo su tiempo entre conferencias y hacer lobby buscando financiación para sus programas. También dividió su tiempo en otras cosas: cuando murió su esposa Simone en 1990, los hijos de Cousteau se enteraron que por 20 años, su padre mantuvo en secreto una segunda familia, que es la que ahora controla su patrimonio y su legado. (THE Economist)

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