La Teoría general del empleo, el interés y el dinero del economista británico John Maynard Keynes se publicó en 1936, pero a Néstor Kirchner le sigue pareciendo el libro más moderno que se ha escrito, según declaró a Clarín.
"Los principales inconvenientes de la sociedad económica en la que vivimos son su incapacidad para procurar la ocupación plena y su arbitraria y desigual distribución de la riqueza y los ingresos", escribió Keynes, que proponía solucionar estos problemas mediante una fuerte intervención del Estado en la economía.
Siete décadas después, convencido de que las ideas de Keynes encajan en la Argentina de hoy, Kirchner repite que aplicará un "plan neokeynesiano" de creación de empleos mediante inversión pública y aclara, por las dudas: "No es invento mío, se hizo en Estados Unidos en los años 30, en Italia en los 80 y en España en la transición posfranquista".
El modelo paradigmático de aplicación de las teorías de Keynes fue el New Deal ("Nuevo Pacto") implementado por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt para combatir la depresión económica que siguió a la crisis del 29. Roosevelt restringió la producción agropecuaria para impedir que los precios siguieran cayendo en picada, impulsó convenios sobre salarios mínimos y topes de jornadas laborales para incentivar el empleo y creó subsidios federales para los 16 millones de desocupados que había dejado la depresión económica. Además, diseñó un ambicioso plan de obras públicas con rutas, represas, puentes, cárceles y edificios que aún forman parte de la infraestructura estadounidense, y creó los Cuerpos de Conservación Civil, coordinados por las fuerzas armadas, que empleaban a jóvenes pobres, desempleados y sin formación en proyectos de forestación y obras ambientales.
Para José María Las Heras, uno de los principales asesores económicos de Kirchner, el New Deal fue consecuencia del "fracaso de las políticas liberales clásicas, que dicen que la oferta crea su propia demanda y que debe haber un papel pasivo del Estado", según dijo a La Nación. Esto no significa que el Estado deba gastar más de lo que tiene: "es importante un keynesianismo sin déficit fiscal", agregó.
Lo que muchos se preguntan es hasta qué punto hay margen para llevar a la práctica una política económica de ese tipo en un país que hasta hace poco, al decir del presidente Eduardo Duhalde, estaba "re fundido".