Arquitecto del lujo contemporáneo, creador de la moda para la alfombra roja, revolucionario silencioso, emblema de estilo; todo eso y más. Durante más de cinco décadas, Giorgio Armani (1934 - 2025) trabajó en la construcción de un ideal cuya influencia se expandió más allá de las fronteras de la moda e impregnó la arquitectura, el diseño, el arte, la gastronomía, el deporte, y hasta una filosofía de vida. Verdadero embajador cultural, logró llevar la sofisticación mediterránea a los mercados globales junto con el Made in Italy, que ayudó a convertir en sinónimo de estilo y calidad exquisita. Es más, su imperio -con una facturación anual de 2.300 millones de euros- no solo es un caso de éxito comercial sostenido, sino que demuestra cómo una visión creativa sólida puede transformar una industria en un fenómeno cultural duradero.
Il signore Armani
Nacido en Piacenza en 1934, creció entre la guerra y la dictadura fascista de Benito Mussolini. Segundo hijo de Ugo Armani y Maria Raimondi, pronto se interesó por la fotografía, aunque llegó a inscribirse y cursar tres años de Medicina en la Universidad de Milán. Luego de cumplir el servicio militar en 1957, trabajó en La Rinascente como diseñador de vidrieras, y fue en ese contexto que lo descubrió el fallecido diseñador Nino Cerruti, quien lo impulsó a desarrollarse artísticamente. Sin embargo, el sector de la lana no logró retener al joven Armani, quien se decantó por el cuero. De hecho, el culto actual por las chaquetas bomber pueden remontarse a 1970, cuando el italiano creó una serie de estas piezas y estrenó su nombre como marca. Luego de trabajar para Cerruti por nueve años, Armani se independizó y fundó su empresa junto a Sergio Galeotti, quien fuera su socio y pareja hasta su prematuro fallecimiento en 1985. Al principio la firma se dedicó a la moda masculina, pero tan solo un año después se extendió al guardarropas femenino, y el despegue fue meteórico. Sus power suits para mujeres profesionales, que birndaban una armadura de seguridad, marcaron una época. Con paletas neutras, texturas exquisitas, y cortes impecables, las prendas se despojaban de todo lo superfluo para llegar a la esencia pura del diseño.
Auténtico emporio
Empresario sagaz y estratega de fuste, se dice que Giorgio Armani fue pionero en la democratización del lujo, logrando llevar su estilo a otras audiencias sin comprometer la calidad. De hecho, la configuración de su negocio refleja su buen olfato e intuición. Giorgio Armani es su marca insignia de alta costura, mientras que Emporio Armani se posiciona en el segmento accesible del lujo, y Armani Exchange captura el mercado de las genereciones más jóvenes. Esta segmentación permitió al grupo alcanzar diferentes públicos sin poner en competencia a sus propias marcas. De la misma forma, el italiano encontró en la diversificación otra veta expansiva a través de la cual crecer y convertirse en sinónimo de estilo de vida aspiracional. Hoy en día, la firma gestiona una cadena de cafeterías alrededor del globo y hay proyectos de lanzar una cadena hotelera con resorts de lujo. También la música, el deporte y el arte forman parte de su ecosistema de negocios. Vale destacar que Giorgio Armani se mantuvo al frente de su empresa de forma independiente y fue uno de los pocos couturiers que logró conservar el control creativo y comercial absoluto de su firma hasta el final. Sin embargo, más allá del éxito comercial de su imperio, Giorgio Armani pasará a la historia como el diseñador que reescribió las reglas de la moda tantas veces como quiso.