Fiesta en la cafetería

De día, sin alcohol y con el único estímulo de la cafeína. Así son las Coffee raves, una tendencia que comenzó hace casi una década y que hoy gana adeptos en todo el globo. ¿Su atractivo? Fusionar ambiente relajado y música electrónica para ofrecer una experiencia que prioriza la socialización consciente.

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Cardenal café - Etiopía.

Salir a divertirse después de la medianoche tiene los días contados. Al menos para quienes se afilian al creciente fenómeno de las Coffee raves o Coffee parties, esa nueva forma de bailar que ya no busca el estímulo del alcohol –y la ocasional droga de diseño–, que caracterizó a las fiestas electrónicas tradicionales. El nuevo mandamiento indica luz natural, bebida caliente de especialidad y una vibra más relajada como nuevo marco para disfrutar de la música.

Este tipo de fiesta “consciente” se originó hace algo más de una década en capitales como Londres, Nueva York y Berlín, con una propuesta sencilla pero original. Además de la sustitución de los tragos de autor por el café en mano, y de la noche por la luz del día, estos encuentros ocurren en cafeterías, terrazas, galerías de arte, y espacios culturales. No hay resaca ni excesos, y tampoco luces estroboscópicas. En su lugar, estos eventos pueden estar acompañados por brunchs y hasta ferias de arte. También los looks son diferentes: el código de vestimenta es cómodo, se ve ropa deportiva, prendas oversize, y conjuntos casual. El público que se suma a la tendencia ronda entre los 25 a 40 años, es amante del café, y está ávido de novedades. Nuclea a creativos, artistas, profesionales y en general, a gente curiosa que ya no le satisface la salida nocturna habitual.

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Hay quienes ven en la modalidad, un salvataje sui generis a la cultura de la vida nocturna, que durante la pandemia sufrió un golpe mortal, del que al parecer no se recupera del todo. En Londres, por ejemplo, un tercio de los clubes nocturnos y discotecas que cerraron en 2019 por culpa del coronavirus, no reabrieron sus puertas. Por su parte, Dj’s y empresarios de la noche argentina, donde las Coffee parties calaron hondo, creen que otro factor favorable al éxito de esta forma de salir a bailar fue que la escena electrónica perdió el rumbo. Argumentan que el público que hoy asiste a esas fiestas masivas parece interesarse más en selfies que en conectar con la música y el entorno.

En todo caso, los humanos somos seres gregarios, siempre a la búsqueda de conexión. No es de extrañar entonces que aparezcan nuevas formas de encontrarla, así sea reinventando viejos espacios.

En Uruguay, esta nueva onda ya está presente en lugares como Acevedo Café, en la calle Durazno; en los renovados locales de Cardenal Café, y también en Punta del Este, de la mano de Etiopía y Rafé. Estos pioneros decidieron ofrecer la nueva experiencia en el entendido de que más que una fiesta, se trata de un movimiento cultural que responde creativamente al vértigo de las grandes urbes. Cada encuentro está marcado por el perfil de quien lo organiza: algunos puristas solo admiten café y electrónica; otros incluyen bollería, finger food y un menú musical más variado, con ritmos más allá del tech.

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En Cardenal Café, por ejemplo, esta onda empezó en el local de Carrasco, hace unos meses; y ahora es cita ineludible los domingos por la tarde en la sede de Cordón. “Probamos una vez, se juntó gente, y seguimos. El ciclo lo producen Federico Rochón y Emilio Sánchez Varela, y va en el horario de 15:00 a 22:00 horas. A veces, empieza a moverse un poco más tarde, pero estamos firmes en mantener el formato tempranero, y de fiesta consciente”, comparte Jerónimo Sánchez Varela, quien junto a Álvaro Arijón, está a la cabeza de la cadena desde julio. Apostando a la renovación de la marca –no solo en la infraestructura de los establecimientos, sino también de su propuesta–, las Coffee raves son por estos días una postal dominguera habitual en la proa de Bulevar España y Pablo de María.

Como dato de color, Sánchez Varela cuenta que en los 80’, en el sótano de ese mismo local, funcionaba El templo del Sol, una vinería donde se hacían guitarreadas, peñas, y se bailaba. “Ahí llegaron a tocar Rubén Rada y los Redonditos de Ricota”, afirma entusiasmado por el descubrimiento. Por supuesto que más allá de la presencia de la música y el baile, la propuesta actual poco tiene que ver con la de aquella época. Solo se sirve café filtrado o de especialidad, y los sonidos son otros, sobre todo electrónicos. “El principio de la tarde es más variado. La semana pasada pusimos vinilos, con música desde Creedence hasta Frank Sinatra, y después, al atardecer, sí, el estilo es más electrónica. Invitamos a Dj’s como Koolt, Raphael Bessade, y Nico Fernández, entre otros, y cada uno trae su propia gente. Hay mucha charla, mucha vereda, y bailecito”, describe.

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La recepción de esta tendencia en el Este también resultó auspiciosa. Con la temporada de verano a la vuelta de la esquina, Nicolás Geymonat, Gian Paul Denis y Lautaro Salceda, se propusieron copar la movida de las Coffee raves en Punta.

Los Dj’s son socios en la productora Etiopía, que tuvo su primera experiencia en la cafetería Rafé, durante el invierno. “Etiopía es la cuna del café y nosotros queremos presentarnos como la cuna de las Coffee raves en Punta”, confiesa entre risas Geymonat. “Vimos que era algo que se estaba haciendo con éxito en Europa, y que luego empezó a replicarse en México y Argentina. En Montevideo ya había un antecedente, y como somos Dj’s de electrónica, enseguida pensamos en traerlo. Armamos una fiesta con Rafé y tuvo buena respuesta; hicimos una segunda, y estuvo excepcional. Estamos por concretar la tercera y la idea es hacer varias en la temporada. El horario y el tipo de música son más flexibles. Es algo más tranqui, para tener el café en la mano, poder charlar y bailar, todos contentos. La música depende de la vibra, siempre es tech, pero más suave, como para un sunset”, concluye.

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