Caminatours a la gorra

Existe una manera diferente de descubrir La Muy Fiel. Se trata de circuitos a pie que atraviesan barrios, reviven historias y amplifican el legado cultural y natural del entorno, ese que suele pasar desapercibido a la mirada cotidiana, pero que deslumbra a locales y a extranjeros cuando se hace manifiesto.

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Pablo Rivara.

Alinson Andueza es guía turística y fundadora de Lajau. Su empresa ofrece caminatours por la ciudad, es decir, recorridos a pie que logran brindar una experiencia completa y auténtica mediante relatos atrapantes que conectan al participante con el patrimonio cultural y natural del país, promoviendo su valoración, conservación y una comprensión profunda de quienes lo habitaron y sus costumbres. “El emprendimiento nace en 2020, cuando me recibí de guía de turismo. Dejé mi trabajo anterior y decidí emprender. Casualmente, llegó la pandemia y lo único que podíamos hacer eran caminatas al aire libre con pocas personas, usando tapabocas. Así fue como desarrollé una serie de caminatours que denominé Montevideo Biodiverso, en los cuales visitamos parques y espacios verdes de la ciudad”, resume Alinson, quien a su vez explica que Lajau, el nombre de su empresa, significa ombú en lengua charrúa, y justamente su formación se orientó a la interpretación y educación ambiental.

Los recorridos diseñados por la uruguaya fusionan historia, cultura y naturaleza, que si bien esta última se ve modificada por los espacios urbanos, se manifiesta en sus grandes y diversos arbolados. “En cada encuentro se busca resaltar la flora tanto nativa como exótica, más allá de que realizamos actividades como senderismo, avistamiento de aves, astroturismo, y más”. Sus caminatas son free walking tours, es decir, el costo queda a cargo de la discrecionalidad del participante, y son numerosos los turistas que se suman a esta iniciativa, además de instituciones educativas, e incluso grupos de familiares y de amigos. El público más habitual son mujeres mayores de 60 años.

Para esta nota, PAULA recorrió el circuito Paseo Verde, del Parque Rodó. El tour comenzó frente al Teatro de Verano y tuvo una duración de menos de dos horas. Antes de comenzar, Alinson proporcionó binoculares a los presentes con el fin de poder avistar las especies de aves y animales de la zona visitada. Una charla introductoria presentó al barrio. ”El Parque Rodó, así como lo vemos hoy, nació como un lugar buscado y diseñado. Se gestó en el Balneario Ramírez, bautizado en honor al antiguo saladero de José Ramírez, que se ubicaba donde hoy funciona la UTU central. En 1873 ya existía un curioso sistema de baños en la playa, que consistía en casetas con ruedas arrastradas por mulas, en las que las mujeres se subían vestidas y allí se ponían el traje de baño para adentrarse al mar. Cuando querían volver, agitaban su pañuelo, y las iban a buscar con las mismas casetas. Muchas de las personas que visitaban estas playas, accedían en tranvía, que era originario de 1870. Un poco más allá, estaba el arroyo Estanzuela, que luego se embalsó y se utiliza para alimentar y formar el lago artificial del Parque Rodó”.

Mientras los caminantes observan fotos antiguas proporcionadas por la guía, la narración continúa. ”En un momento de estabilidad económica, y tras algunas epidemias, como el cólera y la fiebre amarilla, surgieron las ideas higienistas de los gobiernos, que impulsaron la creación de parques y áreas de esparcimiento al aire libre para evitar los contagios. Así surgió el Parque Rodó. Por entonces ya existía el parque del Prado, que era considerado de clase alta. El Parque Rodó era más popular y allí confluían todos los rangos sociales. En 1888, un decreto destinó los terrenos a parque urbano, por la Ley de liquidación definitiva del Banco Nacional, en la época de Emilio Reus. Pocos años después, en 1901, se inauguró oficialmente como Parque Urbano y comenzó un proceso de arborización y de ensanche de Montevideo. El primer proyecto fue del ingeniero municipal José María Montero y Paullier, y se identifica como la parte más antigua del parque, que es la que rodea al edificio actual del Mercosur, y está cargada de estatuas y bustos. Luego, en el área de las canteras, intervinieron los paisajistas franceses Charles Thays (1859 - 1935), quien realizó obras en el Prado, el cantero de Bulevar Artigas y la diagramación de Carrasco, y Charles Racine (1859-1935), con obras como el Rosedal del Prado y el Parque Roosevelt. En 1917, en homenaje al poeta, ensayista y político, el Parque Urbano se renombró José Enrique Rodó”, comparte.

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Alinson Andueza, fundadora de Lajau tours.
Pablo Rivara.

La información histórica aportada por la guía comienza a impregnar de un sentido más profundo lo observado en ese punto de la rambla de Montevideo, y la imaginación se dispara para imaginar cómo se debió vivir en aquella época. ”El Hotel Casino del Parque Urbano fue una construcción muy importante y recibió a grandes figuras de entonces; celebridades y artistas como el poeta mexicano Amado Nervo, quien falleció aquí en 1919. Por otro lado, sabemos que originalmente estas tierras le pertenecieron a Piria y que él mismo explotaba las canteras para extraer piedras para construir. Incluso alquilaba el área que hoy ocupa el teatro para instalar una carpa de circo”.

Cada dato obliga a observar de manera diferente el tan conocido paisaje circundante. ”La rambla de nuestro país es la más larga del mundo, con 22 kilómetros, y se encuentra en proceso de ser declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO. Tardó años en construirse; comenzó a principios del siglo XX y se terminó en la década de los 50'. Se fue construyendo por tramos, priorizando los que estaban más poblados y los que eran balnearios, para conectarlos todos al final. Por eso, a lo largo de toda su extensión se ven diferentes ornamentaciones, materiales y acabados de construcción, que corresponden a los diferentes períodos. Cuando se hace el cerramiento para conectar la rambla en este tramo de la ciudad hacia el Este, se pierden dos playas: Santa Ana y San Patricio. Estas playas se rellenaron, y actualmente están ocupadas por espacios verdes. Otro dato curioso es que, desde sus inicios tuvo juegos mecánicos, albergando la primera montaña rusa ya en 1896. Siempre fue un parque muy popular. Luego tenía muchos lugares de recreación y restaurantes, como el Forte Di Makalle y el Rodelú, que existe hasta hoy día”.

En cada hito del recorrido surgen nuevas perspectivas sobre una construcción, una estatua o incluso un árbol, estimulando la curiosidad. ”Para la construcción del teatro, en 1944, se utilizó la cantera de Piria como estructura, se instalaron gradas y se incorporó una bóveda que no era muy resistente ni generaba buena acústica. Por eso fue reformado en 2006, por el arquitecto Carlos Pascual, quien instaló una nueva bóveda que cubre el escenario, utilizando el sistema constructivo desarrollado por el ingeniero Eladio Dieste, con cerámica armada”.

Paseo costero

A raíz de un proyecto impulsado por la Intendencia de Montevideo, llamado Late la Rambla, hace unos años se buscó recomponer la zona del paseo de los pescadores, que estaba muy deteriorada. El proyecto impulsó mejoras en el Teatro de Verano, colocando nuevas gradas y aumentando su capacidad a cinco mil personas. También se renovó la caminería y se instalaron toboganes. Los fondos para esta puesta a punto fueron proporcionados por la embajada de Estados Unidos, que a cambio de utilizar espacios públicos durante las reformas de su edificio, donó más de 700 mil dólares para renovar este sector.

Esta es una zona de restaurantes, con clubes de pesca, y salones de fiesta. El Club Atlanta, el Club Armonía, el Club Ramírez y el Club de Pescadores, datan de principios del siglo XX. Este paseo es muy pintoresco y ofrece un lugar de privilegio para avistar aves autóctonas como el biguá. ”Es una especie nativa muy presente en este barrio, al igual que en muchas áreas costeras del país. Es muy rápido nadando y excelente pescador porque tiene el pico en forma de arpón. Suele secar sus alas al sol. El Club Biguá lleva su nombre en honor a este animal”, aporta Alinson al detectarlo. ”También se puede apreciar flora nativa como especies del género senecio y otras herbáceas propias de los montes psamófilos, que ocupaban originalmente el sitio antes de ser urbanizado”.

En el recorrido también se llegan a apreciar estorninos. ”Es un ave exótica europea que fue introducida. Tiene puntos en el pelaje y un pico amarillo, y vuela en grandes bandadas negras. Se los puede apreciar conviviendo con cotorras y tordos, disfrutando de baños de agua y del sol”, comenta. En el lugar también dicen presente escarcheros, picabuey, calandrias, benteveos, teros, horneros, garzas bruja, como ánade real y palomas de monte, ”que fueron adaptándose a la ciudad ya que cada vez hay menos montes, y hoy ya son parte de la fauna cotidiana de la zona, de Punta Carretas y de Pocitos”.

Entre postales de la costa del Río de la Plata y una perspectiva única del skyline de la ciudad, que envuelve de magia el atardecer, las palmeras se convierten en protagonistas de este tramo. Las hay washingtonias, canarias y butiás. Actualmente, muchas de ellas están siendo atacadas por el picudo rojo, que amenaza con devastarlas por completo", advierte.

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Pablo Rivara.

Al concluir el Paseo Verde por la costa del Parque Rodó, la siguiente etapa avanza hacia el lago artificial, flanqueado por tamarises, también protagonistas en otros paseos marítimos como la rambla de Punta del Este y Piriápolis. Sobre la orilla del lago se crecen dietes y suculentas, y un ceibo que reposa en un borde de piedra que intenta imitar un estanque natural. ”Esto es propio del paisajismo inglés y fue ampliamente utilizado en la proyección de Montevideo, con presencia de caminos sinuosos, miradores y profusión de piedra”.

En las aguas del lago viven peces como las tararias y las castañetas, y en el entorno hay totorales, juncos, eucaliptus, aloe candelabro, y en la rivera, especies de altura más elevada como salvias, transparentes, gomeros, paraísos, y anacahuitas. Muchas de estas plantas tienen propiedades medicinales que también se destacan en el caminatour. En un paréntesis de la caminata, Alinson señala al borde del parque, la estatua de Rosita Melo, pianista, compositora y concertista uruguaya que nació a finales del 1800 y se mudó a Buenos Aires con su familia. ”Ella compuso un vals criollo llamado Desde el alma”. De igual modo, resalta la obra Nuevos Rumbos (1948) de José Belloni, que se encuentra frente al comienzo y el fin de este recorrido.

Nuevos destinos

Hoy por hoy, Lajau ofrece más de quince circuitos diferentes de caminatours por Montevideo, y que abarcan puntos tan emblemáticos como Prado, Paso de las Duranas, Parque Batlle, Parque Rodó, Ciudad Vieja, Centro, Parque Rivera y Punta Carretas. La firma trabaja con grupos de un mínimo de cinco y de no más 25 personas para que todos los asistentes puedan disfrutar de la experiencia.

Este año la empresa estrena un ciclo de visitas a áreas protegidas con el objetivo de conocer la mayor cantidad posible. La excursión inaugural fue a los Humedales de Santa Lucía en junio de 2025, y para las próximas tienen previsto ir a Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay los días 18 y 19 de octubre. La programación sigue por la Laguna de Castillos y Cabo Polonio en el mes de noviembre.

”Próximamente, haremos un viaje muy interesante: Mujeres, Raíces y Caminos, es un tour planeado para el domingo 21 de setiembre. Se trata de un recorrido para honrar el trabajo y los saberes de las mujeres en Uruguay. Invitamos al público a celebrar nuestros cinco años de vida como empresa y la llegada de la primavera, con un itinerario en el que exploraremos la Sierra de las Ánimas con una caminata guiada con Hanna, experta en plantas medicinales. La iniciativa tiene como objetivo identificar las especies que se vean en esa ruta, conocer sus propiedades y también sus formas de consumo a través de los saberes ancestrales. Otra etapa del programa incluye una parada en Playa Verde, donde disfrutaremos un rico almuerzo. Luego, conoceremos Piedras de Afilar, una localidad en Canelones fuertemente afectada cuando dejaron de funcionar los trenes, y en la actualidad se reinventa a través del turismo. En este punto del itinerario, nos guiarán mujeres rurales que nos ayudarán a descubrir un sendero donde confluyen la historia y la naturaleza del lugar. También merendaremos con sus tradicionales alfajores de remolacha. El precio del paquete es de 3.900 pesos e incluye transporte privado; ingresos a los lugares que visitamos; binoculares para avistamiento de aves; almuerzo; merienda; guías locales; guía turística durante todo el recorrido; fotografía y un recuerdo del tour. El punto de encuentro para la partida y la llegada, es la terminal de Tres Cruces”, concluye Alinson. La invitación queda hecha.

Por reservas, contactarse al 097 010 501 y por Instagram/@lajautours

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