Enviado — Maldonado
Quien consuma ciclismo europeo conoce bien el término de "etapa reina". Se utiliza para resaltar la jornada considerara como más decisiva en una carrera de varios días. Asociada generalmente a la dificultad del terreno: cuando el Tour de Francia llega a los Pirineos o el Giro de Italia a los Alpes.
Pero a diferencia del ciclismo profesional, donde las subidas por las montañas despegan a los escaladores del resto, en Uruguay es el viento el que marca el rigor, el mejor aliado y a la vez el peor enemigo, el factor más determinante que marca el ritmo de carrera y la diferencia entre fuertes y débiles.
Entonces acá, en esta penillanura levemente ondulada, el ciclista no sabe cuando es la etapa reina hasta que amanece y ve moverse la copa de algún árbol. Las que ayer, al contrario del día anterior en Durazno, en la plaza de Santa Lucía se zarandeaban sin parar, como augurando que algo grande sobre la carretera estaba a punto de pasar.
Ese viento se había ausentado hasta ahora en la Vuelta Ciclista y hecho más simple el trabajo de los equipos extranjeros que, a pesar de su inexperiencia para resguardarse dentro del pelotón, lideraban cómodos la general individual y controlaban cualquier intento de ataque solamente rodando fuerte en escalera redonda desde la punta del grupo.
Pero ayer en la penúltima etapa, que llegó pasadas las 13:00 a Maldonado, por fin empezó a soplar y hacer estragos en el camino. Fue ayer la etapa que muchos estaban esperando, la más decisiva que podía ordenar a cada uno en su lugar de la general individual. Y fue por lo tanto la etapa reina de la Vuelta Ciclista del Uruguay.

La carrera
El paterío arrancó temprano porque antes de cruzar la ciudad de Canelones se cortaron cuatro corredores: Richard Cabrera, Martín Castro, Diego González y el brasileño Magno Nazaret, otra vez al ataque. Pero no tuvieron mucho éxito y fueron capturados antes de los 30 km de carrera. El viento comenzaba a pegar cruzado y marcaba que sería difícil para ta pocos hombres escapar del grupo.
Así que antes del primer embalaje por el premio Sprinter (bonificado), siguieron otros ataques y la escalera se cerró contra el borde izquierdo de la ruta hasta que se cortaron 16 ciclistas adelante, entre los que iba el malla oro: Vinícius Rangel del Swift Pro Cycling de Brasil, junto a un único compañero —y peón—, Otavio Gonzeli.
También estaban Jorge Giacinti, Matías Presa, Leonel Rodríguez y Juan Echeverría; cuatro representantes del Cerro Largo que por supuesto eran los más interesados en colaborar para que el corte tuviera éxito. Al igual que la selección de Venezuela, que llevaba a Francisco Peñuela (tercero en la general a 15”), Leángel Linarez y Edwin Torres. Mientras que el segundo en la general, el brasileño Gabriel Metzger del ACRS Cycling Team, había quedado en el pelotón. De su equipo solo iba en la fuga Guilherme Wisnieski.
El mejor uruguayo en la general, Sebastián Rodríguez (cuarto a 35”) también se coló y era el único del Audax, ya que Roderyck Asconeguy y los demás quedaron atrás. Y entre los uruguayos también iban Ignacio Maldonado (Punta del Este), Agustín Alonso y Anderson Maldonado (Náutico), Pablo Anchieri y Lucas Gaday (Dolores Cycles).
Como iba gente de todos los clubes, enseguida se pusieron de acuerdo y abrieron la escalera para viajar por el medio de la ruta. Mientras que atrás le daba el ACRS con Magno Nazaret a la cabeza y por la izquierda, con la escalera cerrada por la banquina.
El esfuerzo formidable del tricampeón de la Vuelta mantuvo a la fuga a 50” por más de 70 kilómetros, causando un desparramo brutal en el pelotón, pero que por falta de apoyo nunca llegó a acercarse a menos de 30”.
Ya sobre la Interbalneaira, la fuga se había reducido a 14 unidades porque Anchieri perdió rueda y Wisnieski frenó para colaborar con sus comapñeros del ACRS, y cuando más cerca estuvo el pelotón de conectar atacó Asconeguy con João Pedro Rossi a la rueda y se sumaron a la escapada, que volvió a ser de 16. Fue un golpazo anímico para el ACRS que no solo no pudo neutralizar la escapada, sino que facilitó que dos pesados la alcanzaran sobre el último Premio Cima, y no los agarraron más.

La definición
La etapa reina de la Vuelta también se guardó una última dificultad para los kilómetros finales: la pendiente empinada del Camino Lussich en Punta Ballena, donde la fuga se quebró. Entre palo y palo, se cortó el binomio del Náutico entre Anderson y Alonso, el ganador de la contrarreloj en Paysandú. Mano a mano y con dientes apretados, le dieron a fondo los últimos 15 km y terminaron sacándole 43” al resto, tiempo suficiente para que el olimareño vista la malla oro, porque comenzó la etapa quinto a 37”.
Cruzó la meta con puños apretados y un grito de desahogo. Metros atrás, su compañero —ganador de la VCU2022— con una sonrisa de misión cumplida. Entre lágrimas, sonrisas y entrevistas que capturaron la emoción, se fundió en un abrazo con su hermano Nacho, último ganador de Rutas de América.
Pero pronto volvió a la calma, porque todavía falta un día más de carrera y ahora un liderazgo que defender con pocos tiempo de renta a favor. Y si el viento —juez supremo del ciclismo nacional— así lo quiere, puede haber alguna sorpresa más sobre la carretera.

Video de la llegada
Final de la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista en Maldonado. Ganó Anderson Maldonado y segundo su compañero Agustín Alonso, que atacaron a 10 km del final, se quedaron con la etapa y la malla oro. Locura total, la etapa que estábamos esperando.@ovacionuy @elpaisuy pic.twitter.com/1xqf5bvekz
— Santiago Vanoli (@santiagovanoli) April 19, 2025
Clasificación general individual tras la novena etapa

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