EDWARD PIÑÓN | BEIJING
De pie, 90.000 personas, y otros siete corredores se rindieron a su paso veloz. Definitivamente ya no hay nadie más rápido que él. Es el rayo que iluminó el "Nido de Pájaro" y que atravesó la pista con un paso que corta el aire.
Usain Bolt trasformó la noche estrellada de Beijing en una tormenta de luces y centellas. El jamaiquino es el nuevo campeón olímpico de la prueba reina del atletismo y todavía con récord mundial, 9"69 segundos.
¡Qué manera de correr! A la señal de largada no reaccionó tan rápidamente como otros, pero en un cerrar y abrir de ojos hizo trizas los relojes. Pasó a todos y les hizo vientito, como cuando en el fútbol el pelotazo te pasa rozando la cara.
Fue como si a todos los demás los hubiese detenido en el tiempo para él poder seguir de largo. Después que a pasos gigantescos cruzó la mitad del recorrido, se dio cuenta que ya nadie igualaría su avance y abrió los brazos como invitándolos a unirse a su felicidad. Es más, con las manos los convocaba: "vengan, aprendan". Si hasta aflojó la potencia y terminó metiéndose en la llegada con saltos de felicidad más que pasos de atleta. Fue fantástico. Sorprendente.
En 9"69 segundos se terminó todo. Y la fiesta fue más grande de lo que jamás se haya pensado. El estadio entero le agradeció que la prueba haya demorado tan poco y las cámaras de todo el mundo fueron iluminando su vuelta olímpica.
Ahí hubo más gestos que los que aparecieron en la largada de la carrera, aunque debe precisarse que el inicio del gran espectáculo estuvo cargado de show de todo tipo.
Él mismo, por ejemplo, llevó su mano derecha doblada para atrás de la cabeza y con la izquierda extendida apuntando hacia el cielo hizo como una especie de señal de tirar una flecha.
El trinitario Richard Thompson se golpeó el pecho y señaló con su mano el nombre de su país. El estadounidense Dix Walter avanzó hacia la presentación con un paso de baile y moviendo la cabeza de un lado para el otro. Su compatriota Darvis Patton se besó las yemas de sus dedos índices y después los extendió al cielo.
Asafa Powell fue el más serio de todos, como enchufadísimo en algo que después no le salió porque ni siquiera llegó al medallero.
Si eso fue show, hay que resaltar que la organización presentó como se lo merece esta carrera. En las pantallas gigantes del estadio olímpico se pasaron imágenes de los ocho finalistas y se colocaron datos de sus mejores marcas y sus tiempos de clasificación. Además, en un videoclip que se avanzaba y se retrocedía, demostraron la fuerza una largada de 100 metros.
A puro show comenzó y a puro show terminó. Con el campeón Bolt abrazando a cuanto jamaiquino se encontrara por el camino. Abrazado a su bandera ofrendó besos, caricias y pases de baile. En uno de esos abrazos hasta terminó haciendo ingresar a la pista a un espectador que se le tiró arriba.
De pie, el periodista termina escribiendo la nota. Se lo merece el rayo Bolt, el ser humano más rápido del mundo. El jamaiquino que hizo bailar reggae a 90.000 personas en las tribunas y que bailó a siete corredores en una pista de atletismo.
Thompson: "Usain Bolt es un fenómeno"
El medallista de plata, Richard Thompson, también se rindió ante el nuevo monarca de los 100 metros. "Fue verdaderamente extraordinario formar parte de esta carrera con un récord del mundo así. Además, fui segundo. Soy joven y recién empiezo mi carrera profesional con un segundo lugar. Es una sensación increíble. Usain Bolt es un fenómeno. Siempre ha corrido así de rápido", dijo el atleta trinitario de 23 años.