Apenas iban 2 minutos de partido y mientras los dirigentes de Nacional no se habían terminado de acomodar en la tribuna principal del Estadio Luis Franzini, River Plate aceleró un par de veces frente al área tricolor y pudo abrir el marcador en lo que hacía presagiar un partido intenso.
Simplemente había que ver quién aguantaba más o mejor dicho y para lo que generalmente vemos en el fútbol uruguayo, quien se derrumbaba primero.
Y en esa lucha de David frente a Goliat que siempre protagonizan los equipos en desarrollo, el club grande lleva ventaja y era de esperarse que Nacional —más temprano o más tarde— lo pasara por arriba a River Plate.
Y si bien por momentos los de Martín Lasarte tuvieron destellos de alta calidad en la ofensiva, el darsenero también los tuvo y además, los supo prolongar durante los 90 minutos en lo que fue un mérito enorme del equipo de Diego López que a los 5’ se puso en ventaja con un gol de penal de Juan Cruz de los Santos, quien no paró de correr y jugó un partidazo.
El tricolor se repuso y sin encontrar el camino al gol con su idea, lo empató de pelota quieta con un tanto de Lucas Villalba a los 18’.
En menos de 20’, el partido ya era oficialmente un partidazo y no solo por los dos goles, sino también por las propuestas y sobre todo, las respuestas.
River apostó a un prolijo manejo de pelota y también a la velocidad para dejar en evidencia grandes falencias en el fondo de Nacional: Báez le vio el número a Facundo de León —exjugador de Nacional— toda la noche y Ancheta sufrió y mucho con De los Santos.
Además, Sebastián Coates y Julián Millán no mostraron su mejor versión y el darsenero lo aprovechó para volver a sacar ventaja a los 31’ con un tanto de Inti López.
Pero a pesar de eso, un inspirado Nicolás López, quien jugó en modo crack, puso dos golazos —a los 34’ y a los 56’— y parecía que iba a ser el gran salvador.
Con el Bolso en ventaja, la orden del Memo fue ir siempre para adelante y con velocidad, River lastimó. Tanto lastimó que forjó otro error defensivo. Esta vez a la hora de marcar en una pelota quieta con una mala salida de Mejía y choque entre defensores que le dejaron la pelota servida al Keke Almeida para reivindicar una vez más la Ley del ex y dejar las cosas 3-3 en el Parque Rodó.
Para los amantes del fútbol, la noche regaló un partidazo de alto voltaje que en Nacional dejó más dudas que certezas y en River Plate, la tranquilidad de que el equipo nunca bajó los brazos y volvió a complicar a otro grande.
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