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JORGE SAVIA

"Cada maestrito con su librito", reza el dicho popular que los técnicos de fútbol suelen refrendar a través de los diferentes procedimientos de trabajo y esquemas tácticos con los que preparan y hacer jugar a sus cuadros.

Sin embargo, hay un libro -no librito- que ha terminado de escribir Ariel Longo, ex jugador, hasta hace poco DT de Juventud de Las Piedras e incansable luchador -como dirigente y presidente- de la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol, por el cual podría sostenerse lo contrario.

Es que el texto, titulado "Campeones: Tanta Gloria Olvidada", no sólo incluye la más completa guía estadística de la actuación y los títulos internacionales -¡casi 2.000!- conquistados por los técnicos compatriotas a lo ancho y largo del mundo durante casi un siglo: revela historias inéditas, que hasta parecen increíbles bajo la óptica de la distancia que imponen los años, protagonizadas por los entrenadores uruguayos.

Boxeador. ¿Quién podría creer fácilmente hoy, si un libro como el de Longo no presentara los documentos y hasta fotos correspondientes para demostrarlo, que Ramón Platero -que ya había dirigido al Santos- renunció en el Flamengo de Rio de Janeiro en 1919, ¡porque no le aceptaron sus pedidos para concentrar, realizar ejercicios de fuerza con pesas y trabajar en doble horario!?

Realmente asombroso. Tanto como que Platero, que en sus inicios fue boxeador y luego pasó a prestar servicios como masajista, porque a principios del siglo pasado algunos boxeadores se incorporaban al fútbol para dar masajes, se integró a Nacional y luego a la selección de Uruguay que ganó el Sudamericano de 1917 en Montevideo, porque tenía nociones de entrenamiento y, como nadie entrenaba y cada cual iba a jugar por su lado, él fue dándole un orden a la preparación previa de hacer fútbol en la semana, los brasileños no sólo se lo llevaron, ya que en Brasil querían aprender pues sólo practicaban el "fútbol-arte", sino que en 1925 lo convirtieron en el único extranjero de la historia que dirigió a la selección norteña: fue en el Sudamericano de Buenos Aires.

"Marrón". Otro ejemplo similar al de Platero es el de Juan Carlos Bertone, que por su ascendencia llegó a ser capitán de la selección uruguaya, aunque no jugaba ni en el C.U.R.C.C. ni en Nacional, sino en Wanderers, donde antes de 1910 fue campeón uruguayo.

En 1913, Bertone fue contratado por el América de Rio de Janeiro, con lo cual pasó a ser el primer caso de "amadorismo (amateurismo) marrón" -profesionalismo encubierto- en el fútbol de Brasil, donde jugó y dirigió, al mismo tiempo en el Santos, el Comercial, el Sao Bento y el España, que lo iban a buscar y le pagaban buena plata, antes de que viniera a Peñarol, al que en 1928 y 1929 "sacó" bicampeón uruguayo.

Por último, una cita para Ventura Cambón: en 1928 fue a Brasil jugando con Peñarol Universitario, al que presentaba como el verdadero Peñarol, al que todos querían enfrentarlo; lo contrató el Palestra Italia, actual Palmeiras, al que entre 1935 y 1957 dirigió ¡16 veces! e, incluso, lo "sacó" campeón del primer mundial de clubes reconocido por FIFA, que se jugó en 1951 en Brasil.

Al paso de los años, todo parece increíble; pero está escrito: "Campeones: Tanta Gloria Olvidada".

1951. Primer campeón mundial de clubes dirigido por un uruguayo.

¿Bengoechea? ¿Morena? ¿Eduardo Pereyra? ¿Daniel Enríquez en el tradicional adversario? Parece "cosa de locos", o para la risa, pero... ¡Peñarol ya tuvo gerente deportivo hace casi 80 años!

Según el libro de Longo, Juan Carlos Bertone vendría a ser el primer caso de un gerente deportivo en el fútbol uruguayo: actas de Peñarol certifican que en 1930 era el técnico, coordinaba toda la parte deportiva, y también "regaba y cuidaba la cancha".

Otro récord fue el de Ramón Platero en Brasil, donde había un racismo muy marcado y todos los jugadores eran blancos: él dirigió a Vasco da Gama con un equipo integrado totalmente por negros y ganó invicto el campeonato de 1925: revolucionó todos los métodos de entrenamiento y les pasó por arriba a los rivales