¿Qué pasará con el pasto del GPC? De la sincera frase de Polenta al debate que pone un freno al césped híbrido

Quien estuvo presente aquella noche de Copa Libertadores en el Monumental seguro recuerda hasta hoy las palabras del entonces capitán de Nacional Diego Polenta, quien, en conferencia de prensa, se sinceró tras perder 2-0 con River: “Hay que felicitar al rival, ya que no tenemos una cancha como esta en el fútbol uruguayo. No hay. (...) La pelota a ellos les pica y les queda en el pecho, y a nosotros nos pasa por arriba”.

La frase caló hondo y en su día llegó a los oídos de los dirigentes, pero luego de una serie de reuniones, quedó en stand by. Pasó diciembre, Nacional celebró nuevas elecciones y con el cambio de directiva el agrónomo Federico Britos tomó la posta y se encontró en enero con que el césped del GPC había “caducado”. Fue entonces que decidió redoblar la apuesta y para fin de año proyectó la posibilidad de combinar el natural con el sintético: “Mi postura es ir al híbrido”.

Con el paso de los días, esa opción ha ido perdiendo fuerza debido a su alto costo (se habla de US$ 1,7 millones) y ayer tuvo un revés en directiva, donde hubo voces que hicieron énfasis en el presupuesto del club, pese a que Britos -en diálogo con Ovación- negó que esté descartada: “No es así”. Su optimismo se basa en la posibilidad de vender el pasto a socios u obtener dinero a partir de un partido inaugural.

Estefania Leal/Archivo El Pais

Aunque hay unanimidad entre los dirigentes en que el césped debe ser atendido ni bien termine el Uruguayo, las posiciones son variadas. El presidente Ricardo Vairo -cuyos principales desvelos son ganar el Uruguayo y bajar el pasivo- ya barajó la idea de ir por un “plan B”, en caso de que los números se mantengan en las altas cotizaciones actuales: “Esto es un equipo”, sostiene cada vez que declara y pide encarecidamente mantener cautela en la prensa. Otros, en tanto, prefieren invertir eso en jugadores.

LUIS ROBAYO/AFP fotos.

A River argentino la inversión le costó unos US$ 5 millones y demoró siete meses, confirmó el segundo vice Ignacio Villarroel a Ovación. El club tuvo la ventaja de que realizó la obra durante la pandemia y que no le llovió ningún día, lo que probablemente hubiese atrasado el proceso.