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Peñarol se confió demasiado y no tuvo poder de reacción ante Deportivo Maldonado

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Walter Gargano. Foto: Ricardo Figueredo.

TORNEO CLAUSURA

Deportivo Maldonado hizo un planteo que complicó a Peñarol, el carbonero no encontró variantes, se malhumoró y perdió en el Campus.

Peñarol subestimó a Deportivo Maldonado. Salió a jugar con una desconocida displicencia en el Campus Municipal fernandino y lo terminó pagando muy caro. El equipo de Mauricio Larriera perdió 1-0, se quedó sin invicto y aunque se mantiene al frente del Torneo Clausura -ahora junto a Nacional-, dejó de ser el líder de la Tabla Anual.

Y ya desde los primeros minutos el carbonero mostró un bajo nivel futbolístico que no iba a poder levantar a lo largo de los 90 minutos de juego porque las piezas no estuvieron aceitadas y lo colectivo faltó a la cita.

Si bien todo hacía indicar que el equipo podía elevar su nivel con los regresos de Giovanni González, Facundo Torres y Agustín Álvarez Martínez tras la convocatoria a la selección, los tres fueron titulares pero no lograron desnivelar en ningún momento y por ahí pasan algunas de las explicaciones de la derrota.

Pero el rival también juega y el Depor hizo lo suyo. Salió a jugar sabiendo que Peñarol tiene un punto débil: la defensa. Atacó esa falencia y sacó rédito porque en el inicio del encuentro generó jugadas de claro peligro sobre el arco de Kevin Dawson.

Peñarol no tenía reacción futbolística. El juego del equipo de Larriera no aparecía. Ni por el callejón central ni por las bandas. La pelota no le llegaba a Walter Gargano y no había gestación de fútbol. Deportivo Maldonado cortó los circuitos de juego y el carbonero no ofreció variantes.

Pero como por si eso fuera poco, a los 26’, una mala salida del fondo aurinegro derivó en una pelota que Federico Ramos agarró en la mitad de la cancha, avanzó, nadie lo salió a marcar y desde afuera del área sacó un fuerte remate que pegó en el palo izquierdo del arco de Kevin Dawson y se metió para que el local abriera el marcador.

Baldazo de agua fría para un Peñarol que no estaba jugando bien y que además, otra vez sufría con problemas defensivos que le posibilitaban al rival anotar y más allá de un intento de reacción tras el gol de Ramos, el mirasol no tuvo claridad ni profundidad.

Y eso se repitió en el complemento. Más allá de los cambios y el intento de llegar al empate, el carbonero se malhumoró, no se enfocó en el partido y apenas tuvo dos chances claras de peligro como para lograr el empate.

Peñarol se pensó que visitar a Deportivo Maldonado era un trámite y nada más alejado de la realidad. Cuando quiso reaccionar, ya era tarde. No pudo. El carbonero perdió bien, tuvo una tarde negra en el Campus, dejó puntos de oro y por más que sigue al frente del Clausura, cedió la punta de la Tabla Anual y la derrota de ayer le puede costar muy cara cuando se pase raya al final de la temporada.

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