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Mirta Díaz "fundó" el fútbol femenino hace 25 años, sigue jugando y no se rindió ante las críticas

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Mirta Díaz celebrando un título con los colores de Rampla Juniors.

HISTORIAS

A los 56 años está activa y en Primera, una lesión no la ha dejado tener los minutos esperados, pero ya espera la temporada 2022 porque tiene un objetivo: "Me quiero retirar en la cancha".

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En esta misma época del calendario, pero hace 50 años, Mirta Díaz hacía un pedido especial: una pelota de fútbol. El mismo se repetía una y otra vez año tras año, sin embargo lo que recibía eran muñecas. Ante la realidad que le tocaba vivir se las rebuscaba y por eso “le arrancaba las cabezas y jugaba al fútbol con ellas. Hasta que un día, ante tanta insistencia, me entraron a regalar pelotas”, afirma.

Mirta hoy tiene 56 años, pero la misma pasión por el fútbol que aquella pequeña que reclamaba por regalos que “no fueran de niña”.

Esa pasión, fue la que también le hizo formar parte de una historia increíble y que se enmarca en que fue una de las jugadoras que “fundó” el fútbol femenino y que disputó todas las temporadas desde su creación.

El acta de fundación, con fecha del 23 de julio de 1996, nombra a aquellos que formaron parte de la reunión y Mirta, como representante de Danubio, estuvo presente en esa jornada. Pocos meses después, tanto ella como su compañera Alejandra Laborda, hicieron historia siendo las primeras jugadoras fichadas del franjeado en la AUF.

Pero más allá de que lleva 25 años vinculada al fútbol femenino de AUF, hay que remontarse algunos años para atrás para encontrar sus inicios con la pelota.

El acta fundacional del fútbol femenino. Foto: AUF.
El acta fundacional del fútbol femenino. Foto: AUF.

“Yo tenía 15 o 16 y me llevaban a jugar en equipos de barrio que ya eran femeninos en el Paso de la Arena. Jugaba en El Tigre y un día me invitan a jugar un campeonato que duró como seis meses y en ese campeonato estaba Huracán Buceo que me vio y me habló para ir a jugar con ellos. Terminó el torneo, Huracán salió campeón y me fui para ahí”, recuerda Mirta.

“En mis inicios era mucho más difícil y en el barrio principalmente porque era la única y te miraban raro. Te decían que el fútbol es para hombres, pero no es así. Cero corte igual a eso, me dijeran lo que me dijeran yo estaba tranquila porque era lo que a mí me gustaba, tal vez me dolía un poco, pero nunca me sentí mal y me daba más fuerza para seguir”, sostiene.

Mientras jugaba en Huracán también lo hacía en paralelo en el Sampdoria de Paso Carrasco que era un club de barrio y que después se transformó en Danubio. El periplo de ahí en más la tuvo en varios equipos y en muchos de ellos con más de un pasaje. Rentistas, Central Español, Fénix, Huracán del Paso de la Arena, Bella Vista, Cerro, Wanderers, Línea D y Rampla Juniors son clubes por los que pasó en su carrera.

Mirta Díaz en Danubio, la primera parada de izquierda a derecha.
Mirta Díaz en Danubio, la primera parada de izquierda a derecha.
ESFUERZO Y CORAZÓN

Su pasaje por Danubio

“Vivía en Paso de la Arena y viajaba a entrenar a Camino Carrasco para jugar en Danubio y entrenábamos a las 20, llegaba 00:45 a mi casa y no tenía locomoción como ahora, eran tres ómnibus para llegar hasta allá”, cuenta Mirta Díaz.

La lateral izquierda, pese a que puede jugar por toda la banda ya que es zurda, llegó a Racing por el vínculo con Natalia Viude, entrenadora del club de Sayago, con la que jugó en Danubio, pero no tuvo los minutos esperados ya que una lesión en la rodilla la marginó. De hecho, este año podría haber sido el último, pero “me quiero retirar en la cancha y no por una lesión y por eso me estoy preparando para 2022 y así poder defender el equipo como se debe para mantenerlo en Primera División”.

Administrativa y con trabajo en eventos, sostiene que su rutina laboral es de 8 a 21, pero que siempre se las arregla para entrenar y para no faltar a ningún partido porque “si realmente amás esto, lo hacés como sea. Hacerlo como hobbie, no”.

Mirta Díaz luciendo los colores de Racing.
Mirta Díaz luciendo los colores de Racing.

“El crecimiento respecto a la época en la que yo comencé a jugar y lo que se vive ahora es importante. Hoy se juega más profesional. Nosotras antes entrenábamos en un cantero o en una playa porque no tenías los medios. No teníamos un vestuario, poníamos una toalla y nos cambiábamos ahí. Falta un montón para estar a nivel de otros países, pero de a poquito se está logrando”, sostiene convencida.

“Hoy por hoy en mi barrio hay muchas niñas que juegan en el baby y me dicen que les gustaría ser como yo y me preguntan cómo hago. Está bueno que se arrimen y ojalá puedan llegar muy lejos porque hay material para crecer”, afirma quien de todas maneras no se siente una referente, sino una persona que ama el deporte.

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