"Peñarol ficha como remplazo de Jaime Báez a Jaime Báez, quien vuelve libre a Peñarol tras irse libre de Peñarol”, fue uno de los tantos comentarios de los hinchas del Manya en redes sociales que —entre sorpresa e indignación— reaccionaron a la vuelta del atacante santalucense (30 años) a Los Aromos, menos de cuatro meses después de salir por la puerta de atrás.
Habría que revisar muchos diarios viejos para encontrar un caso similar en la historia del fútbol uruguayo: que un futbolista acuerde rescindir su contrato con un club antes de terminar el semestre oficial y que, dos meses de mercado de pases de por medio, el mismo club lo vuelva a contratar para la definición del campeonato.
Luego de una maniobra que se sobreentiende arriesgada, el argumento del presidente Ignacio Ruglio fue atribuírsela al entrenador: “Diego me pidió que lo cerrara rápido después de una charla larga que tuvieron él y Jaime”.
Como Báez tuvo dos semestres muy distintos con la camiseta de Peñarol, puede salir bien o mal y luego habrá tiempo para evaluar las razones de Diego Aguirre para pedir su vuelta. Pero, sin el diario del lunes en mano, se trata de una reincorporación por lo menos desprolija, que deja en evidencia la falta de planificación deportiva del club. Tanto a nivel institucional como del cuerpo técnico, porque la urgencia por encontrar un extremo (izquierdo o derecho) es anterior a la lesión de Javier Cabrera e incluso del mercado de pases de invierno.
Pero como el tiempo apremia y el objetivo de ser bicampeón uruguayo obliga, no hay lugar para remordimientos. Peñarol se movió rápido para concretar la reincorporación del atacante y seguir trabajando sin dejarse apabullar por opiniones externas. Desde esa perspectiva, Aguirre carga con la responsabilidad y fue efectivo para reforzar rápidamente un sector del campo que entendía diezmado ante la baja del Cangrejo.
“Estoy feliz de volver y mentalmente positivo”, dijo el propio Báez en diálogo con la radio Sport 890. También que siempre tuvo el respaldo de Diego Aguirre y que “por personas como él quiere dar el máximo y demostrar que tiene razón”.
“Báez es un fichaje de jerarquía”, sostenía la Fiera cuando llegó Báez en 2024 por la trayectoria del jugador en Italia, y durante aquel primer semestre le respondió con tres goles y una asistencia en seis partidos por Libertadores, y un gol en 11 partidos del Clausura.
Pero las cosas cambiaron a partir de este 2025: metió dos goles en la misma cantidad de partidos (17), pero el rendimiento no fue el mismo. Enmarcado además en un mal comienzo de año a nivel colectivo, con dos derrotas clásicas de verano y apenas dos victorias (y cuatro derrotas) en las primeras nueve fechas del Apertura.
Entre otros jugadores, el mal humor de los hinchas apuntó contra él, por quien el DT insistía pero el rendimiento no levantaba, y acordó su desvinculación antes de comenzar el Intermedio y terminar la fase de grupos contra Vélez.
“Espero poder cambiar la última imagen que dejé, que sin dudas no fue la mejor”, admitió también el delantero, que viaja este martes desde Italia y llega mañana a Uruguay.
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