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13 frases memorables de Sebastián Abreu

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Sebastián Abreu
Leonardo Maine

TRAS EL RETIRO

Además de sus goles, el Loco deja anécdotas divertidas y reflexiones profundas.

Desde su aparición en Defensor Sporting hasta su retiro en Sud América, la extensa carrera de Sebastián Abreu regaló muchos episodios memorables en las canchas pero también fuera de ellas. Además de sus goles, el Loco mostró siempre su desenfado ante las entrevistas, en las cuales podía contar la anécdota más graciosa tanto como regalar reflexiones profundas. Aquí y para volver a medirlo por su cifra favorita, una recopilación de 13 de sus frases, reflejadas en medios de todo el mundo.

“Yo escribía en El Serrano, el diario de mi ciudad, Minas. Tendría unos 15 años y jugaba al básquetbol; muchos decían que era mi deporte. Me encargaron que hiciera una nota al mejor jugador del partido... y decidí que ese fui yo. Y me hice una entrevista. Quedó muy linda”. (Diario As, Madrid, 4 de julio de 2010)

“El primero de todos mis ídolos fue mi viejo. Fue futbolista, centro delantero, muy disciplinado, muy exigente para cumplir con el rol de deportista. Uno lo vivió en carne propia, con 4-5 años, vivir en un vestuario, salir de mascota, viajar en el micro, comer en la mesa de los futbolistas. Eso me llevó a que el día que me tocó a mí no me asustara de nada”. (La Voz de Galicia, 16 de julio de 2019)

“Soy hincha enfermo de Nacional y un día, mirando un partido, aparece un jugador desfachatado, del interior, con la camiseta 13, y me encantó. Era Fabián O’Neill. Ahí se me ocurrió usar ese número el día que llegara a Primera. Cuando debuté no podía, porque la numeración iba del 1 al 11, pero si me tocaba el banco, pedía la 13, hasta que llegó la Copa Libertadores. En Defensor habían sacado el 17 y el 13 por cábala, pero en la Copa los tenían que poner. Al tercer arquero le dieron la 17 y yo, que era el quinto delantero, me quedé con la 13. No imaginaban que terminaría siendo el titular y que metería 6 goles”. (Revista El Gráfico de Buenos Aires, marzo 2013).

“Hay que tener claro que el objetivo es hacer gol, que la pelota acabe dentro, y para ello hay que burlar al arquero, ir contra la lógica. No es una locura, es clase”. (El País de Madrid, 25 de junio de 2012).

“(Contra Ghana en el Mundial de Sudáfrica 2010) me tocó entrar a los 75’, jugué todo el alargue y también me tocó vivir las emociones más complejas del partido desde adentro, de ver que teníamos chance, ver que se podía, que íbamos a los penales y había posibilidades hasta que llegara el momento del último penal y ahí es que uno aprende del maestro que escucha y le da la posibilidad al futbolista en determinada situación con la intuición, porque el jugador puede tener a veces una interpretación, la siente de una manera, la expresa y el entrenador le da la posibilidad a esa intuición que el futbolista tiene. En ese entonces, él me nombra tercero en los penales y yo le pido para patear el quinto porque tenía un presentimiento que lo cerraba, que lo liquidaba yo el partido y la verdad que fue fantástico todo lo sucedido, lo que nos tocó vivir después del partido en el vestuario, cuando llegamos al hotel que estaba lleno de uruguayos y parecía que estábamos en el Centenario, había uruguayos por todos lados mezclados con jugadores. Y uno trata de recordar otras selecciones del mundo en la que los hinchas vayan y se mezclen con los jugadores cantando canciones de Uruguay con la misma alegría y satisfacción, y no lo ves todos los días. Esos recuerdos los tengo guardados y grabados en la camarita”. (A diez años de aquel partido, entrevistado por Ovación, 2 de julio de 2020).

“Como era el quinto (penal contra Ghana) tenía el tiempo para analizar la técnica del arquero. Tenía a Fucile a mi lado y uno necesita un aliado para confirmar lo que uno se venía imaginando. Le pregunté, ‘¿se movió el arquero?’ y él respondió, ‘sí loco, se movió’. Llegó el segundo y le volví a preguntar, ‘¿se movió el arquero?’ y él respondió, ‘sí Loco, se movió’. Viene el tercer penal y yo necesitaba, con los nervios, reafirmar algo que ya pensaba iba a ser mi forma de patear. Entonces llegó el tercero y le digo, ‘¿Fuci se movió?’, ‘Sí, Loco, picala, no rompás más...’”. (BBC Mundo, 17 de octubre de 2017).

“Hace poco tuve un entrenador, no te voy a dar el nombre, que nos dijo: ‘Vamos a jugar contra este equipo, si alguien sabe algo, dígalo, porque yo no tengo idea quién juega’. Nos reímos todos, pero lo más gracioso fue que terminamos ganando metiéndonos atrás, a lo que sea, y el tipo va a la conferencia de prensa y dice: ‘La verdad que salió todo como lo habíamos planificado’. Noooo, no podés, ¡si ganaste de culo!”. (Revista El Gráfico de Buenos Aires, marzo de 2013)

“De cagón, cuando lo vi atrás, pensé que me metía el codo en la nuca y levanté los brazos. Le quebré el caballete. Sangraba y sangraba y lo único que le decía al médico era ‘poneme algodón, entro, lo quiebro al uruguayo y salgo’. Yo pedía por favor que no volviera. No pudo entrar. Quise ir al vestuario y me recomendaron que no entrara. Después volví, él estaba en Talleres y se desgarró en el entrenamiento. ¡No sabés la felicidad que tenía! Y al poco tiempo anunció que se retiraba. Hice un asado con mis amigos por la felicidad de no tener que sufrirlo más, porque si alguien me iba a quebrar o romper era él”. (Sobre Víctor Hugo Sotomayor, el defensor que más sufrió en su carrera, en entrevista con TyC Sports, 20 de febrero de 2020).

“A mí me tocó sentarme en un vestuario con Francescoli, Ruben Sosa, Pato Aguilera, Ruggeri. Sabía que eran jugadores de jerarquía. Trataba de observarlos. También a (Santiago) Ostolaza y Carlitos de Lima, a los que conocí en Defensor Sporting, que fueron campeones de América y del mundo con Nacional. Eran diferentes, tenían jerarquía, llegaron al lugar que todos soñamos. Todos somos iguales, pero dentro de la profesión hay diferencias lógicas. Uno ha podido construir algo, otros están en camino de construirlo y tienen que absorber experiencias. Les digo a los jóvenes: ‘Ustedes absorban la experiencia, yo les voy a absorber la juventud’”. (Revista Galería, 13 de noviembre de 2019).

“Con muchas generaciones jóvenes en el vestuario, sale rueda de mate y obvio, toman mate y miran. Empiezan a preguntar: ‘¡¿Jugaste acá?! ¿Con quién jugaste?’ y uno mismo empieza a hacer ese viaje al pasado. Termina siendo un mate historiador de anécdotas, compañeros y épocas vividas, termina siendo algo lindo” (Sobre su mate con los escudos de los equipos que jugó, en Ovación, 21 de agosto de 2019).

“Seguramente el nueve titular sea Sebastián Abreu”. (Como técnico de Boston River, anunciando su propia inclusión para el partido contra Nacional por el Campeonato Uruguayo, en el Polideportivo de Canal 12, 5 de octubre de 2020).

“Te dicen que te tenés que ir preparando para el retiro y no hay preparación. Podés respaldarte en un psicólogo, hablar con compañeros que dejaron, pero cada vez que hablo con compañeros que dejaron me dicen: ‘dale, seguí, disfrutá todo lo que puedas’”. (Cadena ESPN, 12 de febrero de 2021).

“Los futbolistas morimos dos veces. El jugador muere cuando se retira y deja algo que ama para toda la vida, y muere después cuando Dios toma la decisión de llevarlo. Entonces, en esa primera transición, el haber tenido toda esa preparación te ayuda a saber que llega el momento y es fundamental estar ocupado para que cuando dejes el fútbol, el lunes siguiente te agarre con la cabeza activa y el cuerpo en movimiento sabiendo que tenés una ocupación, algo en qué gastar la energía”. (El País de Madrid, 6 de marzo de 2021).

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