IGNACIO QUARTINO
Martín Crossa es argentino pero a los cuatro años cruzó el charco para instalarse en el barrio Goes. "Hacé de cuenta que no soy de allá —acota—mirá que soy mas uruguayo que el mate", dice el delantero en el momento de hacer su carta de presentación. Es un tipo querido. Los que lo conocen le desean la mejor suerte del mundo y disfrutan tanto como él su presente lleno de goles, esos que le permitieron lograr al benjamín Miramar Misiones el segundo puesto del Torneo Apertura.
Lleva cinco goles (tres a Deportivo Colonia y dos a Bella Vista) en dos partidos jugados, ya que en la primera fecha no pudo jugar ante Liverpool porque debía cumplir una sanción del año pasado. Y así, con tamaña ventaja, está primero en la tabla de goleadores con cinco anotaciones.
En su debut en Primera División, le metió tres a Deportivo Colonia. Entonces, como lo indica el reglamento, se llevó la pelota. Eso sí, "casi no dejan que me la llevara. Pero ese día estaba tan contento que me quería llevar todo y, por suerte, me quedé con todo", recuerda el delantero.
Esto de hacer goles no es nuevo en este jugador de 26 años. El año pasado, en un cabeza a cabeza con el brasileño Zinho que estaba en Sud América, le ganó por un gol el duelo de artilleros y se convirtió en el máximo anotador de la Segunda Profesional con 20 tantos.
Por eso la historia del cuento de hadas parece tan inevitable como una pregunta: ¿podrá transitar el mismo camino que el "Chengue" Morales o Walter Pandiani? "Claro que me gustaría. Pero todavía me falta mucho por recorrer", asegura.
Se sabe, el mérito de ser goleador y jugar en Miramar Misiones es doble, conociendo las limitaciones que tiene ser un club en desarrollo. "Igual, hay que reconocer que en comparación con otros años podemos contar con pelotas, un complejo para practicar y ropa de entrenamiento. Es decir, lo básico. En comparación con otros estamos a medio camino, porque hay equipos que están peor que nosotros", señaló.
Su técnico, Roland Marcenaro, lo dirige desde hace seis años. Y pese a desearle lo mejor, el técnico tiembla con solo pensar que se puede ir a mitad del año: "un par de temporadas atrás me quedé sin (Ulises) Cabrera y (Ricardo) Varela que fueron transferidos en plena temporada y ahora puede pasar lo mismo", se lamenta el entrenador.
Más de la mitad del pase de Martín pertenece a Pablo Tallarico (contratista uruguayo radicado en Chile) y el resto es de Miramar. El empresario se interesó por adquirir la ficha del atacante cebrita antes que Crossa explotara con los goles. "Fue en la temporada 2000, en un año donde no convertí mucho (3), pero por suerte Pablo confió en mí y así pude empezar a dedicarme de lleno al fútbol".
Antes de convertirse en un cien por cien profesional, Crossa realizó un curso de técnico de mantenimiento y reparación de computadoras y se recibió. Si bien ahora no ejerce la profesión, siempre que la PC de un allegado se rompe el arreglo corre por su cuenta. Por ejemplo, la computadora que tiene el profesor Diego Tchadkijian la armó Martín en su totalidad, reveló el preparador físico de la Tercera División de Peñarol, ex-preparador físico de los cebritas.