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El día que el "Chengue" y Varela chocaron entre sí y Carreño se enojó como "un gato"

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Richard Morales y Daniel Carreño durante un partido defendiendo a Nacional. FOTO: Archivo El País.

HISTORIAS

A Richard Morales le gusta contar anécdotas referidas a Nacional, pero dice que se llevará por siempre la marca del día que tiró la camiseta.

A Richard Morales le gusta contar anécdotas. Se nota que disfruta recordándolas. Muchas de ellas son referidas a Nacional, club del que es hincha y en el que tuvo dos pasajes, entre 1999 y 2002 y del 2007 al 2008 y en el que se constituyó hasta ahora como el máximo goleador de los tricolores en el Siglo XXI, teniendo un muy buen promedio de goles. 

Una de esas historias es durante su segundo pasaje en los tricolores. "Hasta ahora me da mucha nostalgia y alegría contar la anécdota con Gustavo Varela", dice sentado en uno de los bancos de la plaza de Las Piedras, ciudad en la que nació y en la que vive actualmente. 

Y empezó: "Nosotros los miércoles en Nacional siempre hacíamos asado, ¿viste? Después de la comida habíamos salido, íbamos para otro lugar con Gustavo (Varela) y tuvimos un accidente en el auto entre los dos hablando por teléfono; ¡íbamos cada uno en su auto, increíble!¡Chocamos entre nosotros! je. Es rarísimo pero ta, pasó, je. Varela se fractura la muñeca. El accidente ponele que fue el miércoles y jugábamos el martes de la otra semana contra América de Cali, en Colombia". 

El "Chengue" Morales celebrando un gol con Nacional. FOTO: Archivo El País.
El "Chengue" Morales celebrando un gol con Nacional. FOTO: Archivo El País.

"Empezamos a entrenar, ponele que el viaje a Colombia era el domingo. Estábamos en la incertidumbre de si (Daniel) Carreño nos llevaba o no porque estaba enojado como un gato. Yo no me había hecho nada... Entonces que sí íbamos, que no, que estaba enojado, ta, era obvio que nos habíamos equivocado. Que van, que no, y bueno, empezamos a presionar con el plantel", prosiguió.

"Los dos le pedimos al plantel una mano, y les dijimos que no les íbamos a fallar, que nos habíamos equivocado, pero que ya estaba, que ya había pasado. Y al final viajamos y jugamos", agregó.

Richard Morales y Daniel Carreño. FOTO: Archivo El País.
Richard Morales y Daniel Carreño. FOTO: Archivo El País.

Y añadió: "Ver a Gustavo jugar en esa situación, en Cali, con la mano fracturada, y que pasaba por al lado mío y me decía ‘corré esta por mí que me duele un montón la mano, no podemos fallar’. Él jugaba de lateral volante, pero agachaba la cabeza y le decía ‘sí, sí, claro, ¡yo corro esta!'. Todo ese tipo de ayudas que nos hacíamos era increíble, el Ojota (Morales) era igual, de rascar todo el partido y que te decía 'dale Chengue, estás rascándote los h....., dame una mano' y todo así. Ese grupo nos llevó a ser campeones, no te digo caminando, pero sí sabíamos la necesidad del otro, nos dábamos una mano y no importaba el puesto del otro. Eso era fundamental". 

"Esa noche en Cali empatamos 0-0. Le dieron un botellazo al Tuna (Fornaroli), le dije 'quedate ahí, no te levantés más', je, y ahí creo que terminó el partido. Daniel tenia mucho carácter. Le habíamos puesto el Gato, porque cuando se levantaba de la siesta lo hacía con los pelos alborotados y cuando se levantaba así era porque algo había pasado, je. Pero algo bueno que tenía es que era frontal y te decía 'Chengue te equivocaste, Gustavo te equivocaste' y lo hacía de frente, mirándote a los ojos. Esa vez el enojo que tenía con nosotros era muy grande".

Una marca que lleva para siempre

Uno de los clásicos del 2008 fue recordado porque fue el día en el que Richard Morales le tiró su camiseta a los hinchas de Peñarol en una tarde donde los aurinegros ganaron 2-0. Y es algo de lo que el "Chengue" no se olvida. 

"Lo único que me molesta de la gente o de los comentarios y me duele es el tema de la camiseta. Eso me va a doler por siempre, por ser hincha. La gente no lo entendió, nadie sabe lo que se vivía en ese momento, es algo que me marcó y me va a marcar por siempre, porque me duele particularmente a mí, pero también sé por qué fue, y fue porque en ese clásico había cinco jugadores que no querían jugar. En su momento me la tragué, pasé tres meses sin salir de mi casa, no por miedo sino porque estaba en una depresión total, no quería ni ir al súper, la pasé mal, había decidido dejar el fútbol", contó.

FOTO: Archivo El País.
FOTO: Archivo El País.

"No sé si fue el error más grande de mi carrera, sí sé que reventé en el momento más difícil; estaba en el momento y en lugar equivocado. Te soy sincero, no me di cuenta ni para dónde iba la camiseta, porque yo estaba ciego pensando en todas las cosas que me habían pasado, que era un poco previsto que pasara. Nunca me bajé de ese barco, sabiendo que la podíamos  pasar mal, porque ese clásico lo podíamos haber pasado muy mal porque era difícil jugar con futbolistas que no querían jugar; es muy difícil hacer una arenga, es muy difícil motivar sabiendo que tenés jugadores que en una dividida no van a dar el 100%", expresó Morales. 

El exjugador agregó que "nunca más hablé con esos compañeros, nunca más necesité hablarlo. Ellos saben quiénes son y estarán viviendo una etapa de su vida con ese dolor adentro, lo económico en la vida no es todo. Me di cuenta desde la noche anterior, sabíamos que estábamos jugando con tres o cuatro jugadores menos, ya sabía y se lo planteé a ciertas personas, como con el técnico. Sabía que no estaban bien, pero no los mandé en cana, yo dije que no estaban bien y nada más, porque no me correspondía a mí decir que un jugador no quería jugar; quería transmitirlo pero capaz no me supe expresar y eso fue lo que pasó". 

FOTO: Archivo El País.
FOTO: Archivo El País.

"Es una situación que me duele a mí. La gente te dice ‘te quiero Chengue, pero viste el tema de la camiseta… Tal cosa’. Eso te marca toda la vida. Es un tema largo, pero yo les podría decir que fui dos veces preso por Nacional, porque yo estuve problemas en el clásico, después tuve un problema personal y por tener la causa abierta por el tema del clásico fui procesado con prisión. Y yo nunca lo dije. Y fui el único de todos que me comí cinco partidos, no pude jugar las finales, sabiendo el dolor que eso significaba y como salimos campeones nadie se acordó que no jugué", dijo.

"Pero había sido el jugador que había hecho más goles en todo el campeonato, había sido el jugador con más regularidad, con más partidos, no jugué la final y me tuve que subir al escenario a levantar la copa sin haber jugado después de haber salido de la cárcel, y esos dolores sólo uno los sabe y no los conté nunca. A esa situación mala que me pasó trato de sacarle el fruto familiarmente… Que a mis hijos no les voy a fallar nunca. Vos tenés que tener a tu plantel como tu familia y defenderla a muerte durante un partido, porque la realidad es a la hora del partido", finalizó. 

FOTO: Fernando Ponzetto.
FOTO: Fernando Ponzetto.

 

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