De cerrajero a goleador

El "Tanque" trabajó con su padre haciendo llaves y pudo haber sido tenista

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SILVIA PÉREZ

Solo un póster de Olé en la pared delata que el dueño de la cerrajería "Dos Avenidas" es el padre de Santiago Silva. "Mate a mate taladra el arco", reza el afiche de cuando el "Tanque" salió campeón con Banfield el año pasado.

Costó un rato convencerlo para que charlara con Ovación sobre su hijo. "No, no me gusta. Soy perfil bajo como él", dice Raúl que hace 40 años tiene su negocio ubicado en Luis Alberto de Herrera y General Flores. Hoy la gente pasa y lo felicita por "el nene" o "el botija" como siguen diciéndole al goleador de Vélez.

Es que en el barrio lo conoce todo el mundo porque el "Tanque" supo trabajar en la cerrajería. Fue cuando siendo sólo un jovencito no le gustaba estudiar y era bastante vago para ir a las prácticas en Central Español. "¡Vas a entrenar o si no, trabajás!", le decía su padre quien hoy no se arrepiente de haberlo empujado para que no faltara a los entrenamientos. "No le gustaba mucho el estudio, entonces traté de llevarlo para ese lado. Trabajó aquí y sabe hacer llaves. Capaz que por eso tiene la llave del arco, ¿no?", dice Silva sonriendo.

"Hoy siento un gran orgullo. Cada vez que voy a Argentina a verlo jugar se me pone la piel de gallina. Y alguna lágrima he derramado cuando le empiezan a gritar uruguayo", reconoce quien el año pasado disfrutó de un momento muy grato. "Cuando estaba en Banfield me iba casi todos los fines de semana. Estuve en la cancha cuando dieron la vuelta, en el vestuario y salí a festejar con ellos. Fue hermoso".

Raúl reconoce las virtudes y la dedicación de su hijo, quien también pasó por momentos difíciles. "Recorrió varios clubes y no siempre le fue bien. Y estuvo solo en el exterior siendo muy joven. Sin la familia y eso es muy difícil a los 18 años", cuenta.

Aunque todo el mundo le habla de Santiago, es recién cuando lo ve dentro de la cancha que se da cuenta de su dimensión. Y cuando camina con él por las calles de Buenos Aires. "Salgo a pasear con él y es una locura. No puede dar un paso. Y no sólo con la gente de Vélez, con todos. Es muy querido en Argentina, muy querido. No sé, será por su forma de ser. Porque parece un poco hosco, pero es un amor de persona. Se enoja adentro de la cancha nomás, pero también deja todo".

La condición de goleador es algo nato en Silva. Ya lo demostraba a los seis años en "Carabelas" el equipo donde dio sus primeros pasos en el baby fútbol. "Siempre fue delantero y goleador, desde chiquito. Tengo una cantidad impresionante de copas guardadas", cuenta orgulloso Raúl, quien también supo jugar de número 9 en el fútbol amateur de su Tacuarembó natal. "Vine a Fénix a practicar pero tuve que dedicarme a trabajar. El fútbol te lleva mucho tiempo y yo no lo tuve".

A los 8 años su padre lo llevó a Nacional, pero "no era el lugar adecuado para él" y entonces recaló en Central. "Yo le inculcaba el fútbol, pero la madre quería que jugara al tenis. Hizo las dos cosas como hasta los 12 años, cuando se decidió por el fútbol. Y eso que al tenis no jugaba nada mal. Tenía condiciones y le gustaba, pero yo lo incliné para el fútbol", reconoce.

Raúl trabajó mucho tiempo en Central Español, sobre todo en las divisiones formativas. Hoy está bastante alejado del fútbol y salvo a algún partido de la selección no va a la cancha. Pero mañana dirá presente. "No sé por quién voy a hinchar", dice riendo. "Por mi hijo, claro", agrega enseguida.

"No soy de Peñarol, pero es un cuadro uruguayo y uno se alegra de que haya llegado a la semifinal de la Copa, pero el hijo es el hijo y me gustaría que ganara", admitió quien, sin embargo, no se ubicará con la hinchada de Vélez. "Me gustaría un empate con gol de Santiago y que después gane Vélez allá; pero por el bien de Santiago, nada más".

Mañana tendrá una hinchada muy especial

La familia

Raúl y la mamá de Santiago están separados hace ya muchos años, pero mañana por la noche irán juntos al estadio acompañados por la hermana del goleador, tres años mayor que él. Esta tarde un abuelo chocho llevará a "Uli", la pequeña hija del futbolista, a esperarlo al aeropuerto cuando la delegación del equipo de Liniers llegue a Montevideo.

Olivera

"Con Juancito son muy amigos desde el liceo. Lo conozco desde chico, iba a mi casa permanentemente. Se llevan muy bien, sensacional. Es muy buena persona", contó Raúl.

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