JOSE MASTANDREA
Las tribunas hervían. Por el calor, por la pasión de los hinchas, por los nervios, por el ida y vuelta que tuvo el partido.
Y hervían porque Nacional, a falta de doce minutos para el final, perdía ante Bella Vista.
Claro, a esa altura, las protestas, los gritos y los reclamos eran moneda corriente y el calor agobiante había quedado en segundo plano. No había nada más importante que la victoria.
Por eso Bella Vista la sostuvo con uñas y dientes. La apretó con toda su fuerza y no quiso dejarla escapar. Pero se le escapó.
Se le fue de las manos en los últimos minutos de un partido abierto, vibrante, por momentos muy duro, con mucha pierna fuerte y hablado. Con jugadas polémicas y faltas reclamadas a un Jorge Larrionda demasiado permisivo. Márquez se fue con un corte en su cabeza y Marcos Fernández terminó sangrando en su frente.
El equipo de Ildo Maneiro había sorprendido por su buena labor en el arranque mismo del partido. Las llegadas de Nacional (Vázquez a los 30 segundos y Castro a los 14’) no lo amilanaron ni lo cohibieron. Al contrario. Le dieron fuerza y confianza. Salió jugando la pelota, la trabajó en el medio y cuando pudo dio el primer zarpazo. Fue a los 19 minutos. Una combinación entre Emanuele y Arévalo Ríos terminó en los pies de Marcos Bassini. El delantero sólo tuvo que empujar la pelota después de que había superado la escasa resistencia de la defensa tricolor.
Ese 1 a 0 mantuvo el calor en un Nasazzi repleto. Es más: le dio más temperatura al partido y a las tribunas porque el grande caía ante uno de los benjamines del Torneo Clausura.
Nacional intentó rearmarse. Pero no pudo. Ni Albín ni Gonzalo Castro estaban inspirados y sólo quedaba el empuje de Jaume, de Vanzini y Viana. Sin fútbol, con más ganas que ideas, el tricolor tuvo sus chances pero Nicola las ahogó con tapadas sensacionales. Y pudo empatar si Larrionda no deja pasar un claro penal de Walt Báez a Suárez cuando se moría el primer tiempo. Pero el gol no llegó.
OTRA HISTORIA
Para el inicio del segundo tiempo Lasarte movió el banco. Sacó a Vázquez —de floja actuación— y le dio ingreso a Jorge Martínez. Y fue clave. Porque el "Malaca" asumió el rol protagónico que Nacional necesitaba. Buscó la pelota, la pidió, la quiso y empezó a generar fútbol y llegadas con pases largos y cortos. Bella Vista estuvo siempre bien plantado y contragolpeó muy bien. Emanuele se perdió el segundo y Bassini, minutos después, erró otra chance muy clara.
El tricolor buscaba la igualdad pero ni Suárez, ni Castro ni Albín estaban enchufados. Otra vez Lasarte apeló al banco y metió al panameño Garcés. Le agregó la cuota de actitud necesaria como para terminar de arrinconar a Bella Vista. Entre él y el "Malaca" empezaron a ambientar la reacción. Y llegó con un taponazo bárbaro del ex-bohemio a los 33 minutos del segundo tiempo. La pelota combada se coló junto al caño izquierdo de Nicola. Fue el 1 a 1 merecido y buscado. Con más ganas que fútbol, pero buscado al fin.
Y cuando el empate parecía sellado, un corner ejecutado al punto penal lo cabeceó el panameño y la pelota al segundo palo la tomó en el aire Vanzini. Gol y triunfo. Gol y locura. Porque Nacional le robó la victoria a Bella Vista. Se la sacó de las manos apelando al corazón. Y vale. Vale un montón...