Estrella y estrellado. Genio y hazmerreír. De humilde figura a adicto a la atención, Dennis Rodman mostró miles de facetas durante su carrera y, luego de probarse como actor y luchador, el "Gusano" recibirá el máximo homenaje posible como basquetbolista.
Según adelantó el propio ex jugador, hoy se hará pública su elección para formar parte de la nueva camada que ingresará al Salón de la Fama.
Massachusetts recibirá así, con plena justicia, a un jugador cuestionado durante toda su carrera por sus excesos fuera de ella, algunas reacciones dentro y su espectacular ética de trabajo y sacrificio en cinco equipos campeones.
El anuncio de su ingreso al Hall of Fame es rebatido por varios críticos que apuntan a sus excentricidades, sea su relación con Madonna, su casamiento con Carmen Elektra o su gusto por la ropa femenina.
Rodman, que ha declarado haberse acostado con más de 2.000 mujeres, entiende, cerca de su cumpleaños número 50, que parte de su gloria puede haberse perdido en todos los ridículos fuera del parquet. Sin embargo, en Detroit y Chicago -los dos equipos con los que fue campeón- se lo recuerda como lo que fue: el mejor rebotero y defensa de su generación y, posiblemente, de toda la historia de la NBA.
Con sólo 1,98, Rodman ingresó a la NBA como ala-pivot y se transformó en pocos años en el sexto hombre y mejor defensa de los "Bad Boys", aquel equipo de los Pistons campeón en 1989 y 1990.
Su humilde y sacrificado pasaje por los Pistons -donde estableció récord en rebotes, llegando a promediar 18,7 en 1992- mereció el sábado el retiro de su casaca, la N°10, en una ceremonia que lo conmovió hasta las lágrimas.
Es ese pasado, junto a su papel en tres campeonatos de los Bulls (96`, 97` y 98`), sus dos premios a mejor defensor y sus siete títulos como máximo rebotero lo que lo colocarán junto a los más grandes en el Salón de la Fama. Con vestido de novia y todo.