Se veía venir. La prédica antisemita que hemos visto durante dos años, a partir del ataque del 7 de octubre en Israel, iba a tener consecuencias. El ataque sangriento en Australia, es una prueba evidente de eso mismo. Resulta increíble que gente que migra a un país rico y ordenado como Australia, sea capaz de cometer un acto de este tipo, por fanatismo y resentimiento. Hay que cuidar mucho nuestro clima de convivencia social, porque el odio anida donde menos se espera.