El próximo domingo los uruguayos completaremos el ciclo electoral con la elección departamental. El calor de la campaña, como es natural, varía de departamento a departamento, ya que en algunos el panorama parece altamente competitivo y en otros no tanto. Quizá la mayor novedad es que, por primera vez en 35 años, la elección de la capital muestra a la oposición acercándose al Frente Amplio y muestra que lo que parecía imposible se demuestra que no lo es con una buena campaña y un buen candidato.
En efecto, según la última encuesta de Opción Consultores la diferencia entre la Coalición Republicana y el Frente Amplio es de solo 6 puntos y viene achicándose medición tras medición. Martín Lema, de hecho, se encuentra empatado con Mario Bergara y todo hace pensar en una elección en que los frentistas sudarán mucho más de lo previsto. En cualquier caso, queda claro que el verso del “Nuevo Montevideo” parece no estar prendiendo en el electorado que sabe que hace 35 años que no obtiene soluciones a los principales temas que dependen del gobierno municipal.
Detrás de estos resultados de opinión pública se encuentra una gran campaña del candidato nacionalista por la Coalición Republicana Martín Lema, que ha desplegado una batería de propuestas que han encontrado eco en el sentir de los montevideanos. La idea de priorizar el gasto en aquellos temas que impactan directamente en la calidad de vida de los montevideanos, como la inversión en obra pública y cerrar el comité de base frentista en que se ha convertido TV Ciudad, suena a estricto sentido común.
Montevideo necesita claramente un conjunto de obras para mejorar su deteriorada infraestructura, desde parques de calidad a mejores vías de circulación, mientras que en un gobierno de carácter republicano y tolerante un canal de televisión partidario no solo no tiene ningún sentido sino que es una contradicción flagrante.
Asimismo, propuestas tan concretas y básicas como que sea la propia Intendencia la que se encargue de reparar las veredas, en vez del caos que existe actualmente a partir de que cada uno hace lo que quiere con su vereda, o no lo hace, es de estricta justicia y sentido común. Las veredas rotas no son un problema estético, solamente, también lo son de circulación para personas en silla de ruedas, con bastón, para los coches de los bebés, entre otras circunstancias. Quienes se llenan la boca hablando de equidad e inclusión no han hecho nada por los cientos de miles de montevideanos para los que circular por la ciudad es una verdadera tortura a causa de algo tan elemental como el estado de las veredas.
El conjunto de propuestas de Lema, que van desde lo financiero a lo cultura, por tanto, habla de un trabajo en equipo a conciencia, que ha sabido interpretar lo que la ciudad necesita. Su impronta también es un punto importante. Lema transmite entusiasmo y convicción, lo que no han logrado hacer los intendentes montevideanos de las últimas décadas. Un candidato joven pe-ro con experiencia de gestión, con notables antecedentes como presidente de la cámara de diputados y de ministro de Estado, tiene credibilidad para proponerles a los habitantes de la capital un futuro mejor.
El próximo domingo tendremos la oportunidad de votar por un cambio que todos los que se pongan la mano en el corazón saben que es necesario. Es una elección en que, a diferencia de la pasada de octubre, trata sobre gestión departamental y, por tanto, cada ciudadano debe pensar en lo que es mejor para su comunidad más cercana. Sabemos que Montevideo necesita obras, reducir burocracia, agilizar el tránsito, mejorar el transporte pública, desarrollar espacios abiertos en que los niños puedan jugar y todos quienes quieran hacer deportes, recoger la basura con asiduidad para que no vivamos con un basural en cada esquina e iluminar mejor las calles.
No se trata de ingeniería nuclear, pero el cambio requiere un líder con ganas, un equipo preparado y un buen plan de acción. La campaña ha dejado claro que Martín Lema lo tiene y Mario Bergara no y eso debe pesar decididamente en la elección del próximo domingo. La decisión está en manos de los montevideanos y el Maracanazo es posible si pensamos en lo mejor para la ciudad. Entre la resignación, la inercia y el continuismo o la esperanza, el impulso y el cambio tendremos que optar en cuatro días.
Es tiempo de darnos la oportunidad de tener el departamento que nos merecemos: ¡Ya está!