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¿Y si a Milei le va bien?

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Muchos de los análisis que se vienen realizando desde el año pasado, cuando comenzó a verse como una posibilidad que Javier Milei ganara las elecciones argentinas, y más aún a partir de su triunfo en las elecciones nacionales, han tenido un sesgo claramente negativo. Por cierto que el propio Milei durante la campaña alentó algunos de estos temores por alguna de sus declaraciones más escandalosas y, especialmente, por su estilo alocado y desaforado. Hoy por hoy, sin embargo, a más de 100 días de haber asumido el gobierno, ya puede hacerse un balance preliminar que naturalmente, presenta sus luces y sus sombras. Este breve período debería abrir un nuevo tipo de análisis mucho menos visitado que los negativos, ¿qué puede pasar en Argentina y en la región si al gobierno de Milei le va bien?

Algunos datos duros de este período alientan la idea de que las cosas parecen estar mejorando más rápido de lo previsto (o incluso en sentido contrario al deterioro que muchos esperaban). A modo de ejemplo, el Banco Central que se encontraba fundido, con reservas netas negativas al finalizar el desgobierno anterior de Alberto Fernández, ha comprado desde el comienzo de la gestión Milei unos 12.000 millones de dólares. Los bonos argentinos, en lo que va del año, acumulan un alza de 30%, el riesgo país se ha desplomado, alcanzando ahora los 1.300 puntos y la inflación se viene desacelerando. El ministro de Economía Luis Caputo anunció que la inflación de marzo cerró en torno al 10%, un descenso considerable respecto a los meses previos.

De todas formas, es claro que el año en materia de producto y empleo no va a ser favorable. En buena medida no había forma de que fuera bueno dado el punto de partida. Un aspecto en que todos los análisis serios coinciden es que dado el desastre económico que dejaba la administración Fernández, era inevitable un escenario de catástrofe para 2024, con un marcado deterioro de los indicadores económicos y sociales.

El gobierno de Milei ha mostrado cierto pragmatismo que, por cierto, no era obvio que lo fuera a tener. Después de afirmar en campaña que se cortaría un brazo antes de subir un impuesto anunció como presidente un plan de ajuste fiscal que consiste en mitades casi iguales, en reducción de gastos y aumentos de impuestos.

Por cierto que también intentó avanzar con una agenda indispensable para la Argentina maniatada por las regulaciones que existen hoy que liberaba fuertemente la economía, que hoy está siendo trancada por la Justicia respecto a la parte laboral del Decreto de Necesidad y Urgencia y por el Congreso en cuanto a lo que proponía la Ley de Bases y Puntos de Partida.

A partir de las negociaciones que se está llevando adelante con los gobernadores parece que será posible reflotar la ley en el Congreso, lo que sería muy relevante. Asimismo, este acuerdo podría darle el respaldo ficto que necesita a nivel parlamentario para asegurar ya no la gobernabilidad sino el objetivo más modesto de no ser destituido, dada la hiperminoría que representa su propio partido. En mayo, cuan-do se llegue a la fecha propuesta para el acuerdo a que los está convocando, el gobierno nacional espera llegar con los apoyos necesarios para que su ley madre sea aprobada. De alcanzarlo obtendrá un logro político mayúsculo junto a la mejora de los indicadores económicos.

Los analistas argentinos insisten en que lo peor del ahogo financiero en que se encuentra la Argentina se podrá superar en junio con el ingreso de los dólares que vendrán por las exportaciones de soja. Si para ese entonces Milei logra llegar con las cuentas en orden, la inflación en caída y el riesgo país controlado, comienza otro partido. Sus planes sociales para contener la espantosa situación que enfrenta respecto a los tremendos números de pobreza e indigencia también han mostrado una sensibilidad -o un pragmatismo- ciertamente también mayor al esperado.

Lo que debemos comenzar a vislumbrar es que la posibilidad de que al gobierno de Javier Milei le vaya bien, en tanto logre comenzar a levantar una economía argentina que lleva más de una década estancada, ya es distinta de cero. Quizá sigue siendo un porcentaje no mayor al 50%, pero ya es significativamente más elevado que el que se le daba hace tres meses. Si eso ocurre y comienza una recuperación vigorosa del país vecino la consecuencias internas serán enormes pero también las regionales:

¿Qué impacto político puede tener en América Latina un presidente libertario exitoso y popular?

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