Un antisemitismo ensañado

Una vez más el antisemitismo se mostró con todo su horror, esta vez en Australia. Si este tipo de odio siempre generó preocupación, ahora debería llegar al punto de extrema alarma, al ver como se expande y se expresa con creciente ensañamiento y violencia.

El horror ocurrió este fin de semana en la popular playa Bondi, muy cerca del centro de la ciudad de Sidney. Un nutrido grupo de judíos celebraba al aire libre en esa playa la fiesta de Janucá, cuando dos tiradores empezaron a dispararles en forma sostenida y con saña, durante varios minutos. Hasta el momento de cerrar este editorial, habían muerto 15 personas, entre ellas dos policías. Hubo al menos 30 heridos, algunos gravemente. Uno de los asesinos fue muerto y otro herido, tras ser detenido por una heroica persona que pese a estar desarmada, forcejeó hasta sacarle el fusil.

Este horroroso episodio confirma que el antisemitismo en el mundo no solo se extendió, sino que se tornó muy virulento. Uruguay no está libre de esa envenenada tendencia, como lo demuestra un reciente hostigamiento a un par de adolescentes que salían de su liceo y que solo por milagro no tuvo consecuencias más graves.

La explicación fácil es la de la guerra en Gaza. La dureza con la que Israel respondió al ataque y el número de muertos que dejó dicha contienda bélica, explicaría este crecimiento. La pregunta a hacerse es si esa guerra reavivó un antisemitismo dormido o si ella fue relatada a partir de una visión antisemítica de los hechos.

Es innegable que la guerra fue narrada como si hubiera un único combatiente, Israel. Rápidamente pasó al olvido el sanguinario ataque en octubre de 2023 por parte de terroristas de Hamas. Y rápidamente se descartó del relato que Israel respondió ingresando a Gaza, porque fue el campo de batalla elegido por Hamas. También se pasó por alto que la guerra se prolongó porque Hamas continuó atacando a Israel y a sus tropas a medida que estas avanzaban. Fueron dos los bandos en pugna; los muertos son resultado de ese enfrentamiento entre los dos y en consecuencia, deben ir a la cuenta de ambos, no de uno solo.

Lo mismo puede decirse de como Hamas manipuló la ayuda humanitaria y como la liberación por etapas de rehenes no fue una mera liberación sino un desparejo intercambio: unos pocos rehenes en cada oportunidad por muchos terroristas presos en Israel. Devolvían civiles maltrechos y recibían refuerzos para seguir peleando.

A eso se agrega lo sabido, que Hamas usó a los gazatíes como escudo humano mientras su propia gente se escondía en los túneles, o que sus puestos de lanzamientos de misiles estaban siempre cerca de escuelas y hospitales. A lo cual hay que sumar una prensa predispuesta a tomar el relato de Hamas más que el de Israel.

Con lo cual volvemos a la pregunta inicial: ¿La guerra alentó el crecimiento del antisemitismo o fue gracias al antisemitismo siempre latente, lo que llevó a que la guerra fuera narrada de una determinada manera?

Para justificarse, muchos intentan diferenciar semitismo de sionismo y dicen estar contra esto último, como si el sionismo fuera la peste misma. Se trata de un movimiento surgido a fines del siglo XIX con el objetivo de establecer un estado para el pueblo judío.

Abarca muchas corrientes internas, algunas a la izquierda, otras a la derecha, unas laicas y otras religiosas. Por lo tanto, hacer esa separación para disimular un antisemitismo explícito no engaña a nadie.

No hay una real justificación del antisemitismo. Es un odio a “lo judío” y a los judíos, que no tiene sustento ni razón de ser pero que en el pasado permitió discriminarlos y perseguirlos a veces en forma muy cruel. El nazismo y su intento de eliminarlos de la faz de la tierra fue emblemático de ese irracional odio.

En Uruguay hay una comunidad judía importante con incidencia positiva y dinámica en la vida política, económica, productiva, comercial y cultural del país. Los judíos llegaron junto a tantas otras corrientes migratorias y como ellas, se integraron al país a la vez que preservaron sus costumbres y tradiciones que, en definitiva, son una variante de una milenaria cultura occidental.

Lo de Australia fue una feroz expresión de ese creciente antisemitismo que contamina al mundo. Ante ese peligro, hay que estar atentos y tener presente que, pese a una tradición tolerante en Uruguay, estamos tan expuestos como cualquier otro país y por lo tanto es necesario estar alertas para evitar su expansión.

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