Ha causado sorpresa, dentro del personal del servicio exterior, que una de las últimas resoluciones adoptadas por la administración anterior, el 22 de enero pasado, haya sido un decreto modificando las normas que regulan la expedición de documentos de viaje por parte del Ministerio de Relaciones, en un texto de dieciséis artículos, donde doce se dedican a regular el otorgamiento del pasaporte diplomático, que llevaba cincuenta y siete años de pacífica vigencia y cuya redacción fuera establecida en un decreto firmado por del Dr. Eduardo Jiménez de Aréchaga, entonces secretario del Poder Ejecutivo, uno de los internacionalistas más reconocidos del país. La sorpresa mayor no es tanto a quienes se le retira luego de permanecer en sus funciones y que luego podían seguir usufructuándolo, que son la mayoría de los ex funcionarios, sino a quienes se les extiende, al incluir dentro de los beneficiarios a "los concubinos" y a los ascendientes y descendientes de esos mismos concubinos, con la delicada salvedad de que esto último sólo será aplicable siempre que estuvieren a su cargo y mientras residan con ellos en el exterior.
En el caso de los funcionarios, aún de carrera, lo que llamó la atención, es que no se les haya renovado luego de su último vencimiento, creando una situación desigual entre aquellos que siguen disponiendo de él porque se encuentra dentro del plazo de vigencia y otros a los cuales no se les renovó por aplicación de la nueva tesis. Y además, cuando el mismo decreto regula con generosidad similar otro tipo de pasaporte, el denominado "oficial", que se entregará en el caso de misiones oficiales, que también se extiende a cónyuges y "concubinos", sus hijos y ascendientes.
Por si hubiera quedado alguien fuera de su alcance, agrega que el Poder Ejecutivo también podrá otorgar las dos clases de documento a cualquier ciudadano uruguayo cuando "existan razones que así lo justifiquen" lo que lleva implícito la posibilidad de abrir el grifo con desmedida generosidad. Hasta ahora, los ex funcionarios y los funcionarios jubilados del Ministerio que habían dispuesto en el pasado de ese tipo de pasaporte podían renovarlo sin inconvenientes y eso significaba para los titulares una satisfacción personal y profesional que, aparentemente, no molestaba a nadie. Quienes han concurrido al Ministerio a renovar pasaportes vencidos se han encontrado ahora con la sorpresa de que habían sido despojados de él, en un texto que ha sido tan amplio como para haber incluido también a los hijos e hijas solteros de los cónyuges o concubinos, mayores de 18 años, radicados en el extranjero, que estén desarrollando cursos académicos y agregado de manera expresa que serán expedidos sin la exigencia previa del certificado de antecedentes judiciales. En un país como el nuestro, donde se ha registrado una considerable demora en la expedición de los pasaportes normales, lanzar a la demanda a varios centenares de titulares que anteriormente disponían de él e incorporar otros significa, además, complicar un trámite que ya lo era y que los interesados reclaman, en el caso de los funcionarios de carrera, como un motivo de satisfacción y de orgullo. El único y modesto Considerando del decreto establece que "razones técnico-administrativas hacen necesario proceder a la actualización" de las normas vigentes," lo que no parece convincente ni haberse logrado de manera efectiva, ya que casi todos los trámites que en él se establecen, deben calificarse más como cuestiones de fondo que como simples razones técnico-administrativas. El Ministerio tiene problemas para la expedición de pasaportes, como se señalara en una edición anterior, que lo han llevado a registrar demoras de más de dos meses en su entrega, existiendo Consulados que tienen demoras todavía mayores lo que es importante para un país como el nuestro que el año pasado expidió 48.089 documentos. Esas dificultades, sin embargo, no deben llevar a cortar el hilo por lo más delgado por lo que debe reintegrarse a quienes se les sustrajera, un reconocimiento formal del que habían dispuesto, como miembros de una honrosa carrera.