No habrá plata

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Un tema que no suele tratarse con demasiada frecuencia en la campaña electoral, pero que es decisivo a la hora de determinar el desempeño económico de nuestro país, es el contexto económico internacional y regional en que debe desempeñarse. Para ponerlo en términos bien simples pero certeros, si las variables internacionales que más impactan en Uruguay, a saber, las tasas de interés que se fijan en el primer mundo y los precios de los principales bienes que exportamos nos favorecen, difícilmente nos vaya mal. Por el contrario, si esas variables se cruzan en nuestra contra es muy complejo que la economía nacional pueda tener un buen desempeño.

Es, por tanto, un tema que debería formar parte del debate, o al menos del análisis que realicen los analistas que trabajan con los distintos candidatos. Comenzando por la posible evolución de las tasas de interés en Estados Unidos y Europa, todo parece indicar que permanecerán altas por un tiempo, lo que hace más difícil la llegada de capitales al sur y encarece nuestro endeudamiento. Es cierto que nuestro país logró contrarrestar en parte esta situación gracias a la reducción del riesgo país lograda en este gobierno y la llegada de inversiones ha sido récord, pero el tema permanecerá como una amenaza por un tiempo prudencial.

Los precios de nuestros productos de exportación, salvo el arroz, muestran una tendencia a la baja, incluso debajo de niveles que ya no se consideraban buenos en el quinquenio pasado. El impacto de esta variable es bien claro y director, por la misma producción podemos recibir más o menos dólares, lo que tiene consecuencias en toda la cadena de producción de cada exportación.

Otro dato a tener en cuenta es la desaceleración de China, que ya forma parte del paisaje que tenemos que reconocer. Con tasas de crecimiento cercanas a 4% y en descenso, finalmente al gigante asiático parece estarlo alcanzando su mayor riqueza y los límites del crecimiento para una cuasi economía de mercado en un contexto político totalitario. Mientras tanto, la India que emerge como una posible nueva potencia aún no está madura económicamente para jugar el rol de locomotora del comercio internacional que supo ser China hace unos años.

Por su parte la región muestra señales mixtas. Brasil está creciendo más de lo esperado aunque el incremento del gasto y de impuestos del actual gobierno sumado a la incertidumbre política que sigue girando en torno al duelo Lula-Bolsonaro puede envolverlo al acercarse las elecciones.

Argentina, por su parte, se bambolea entre el éxito del ajuste y las desregulaciones que impulsa el gobierno o su caída estrepitosa si no llega con popularidad alta a mitad de año, cuando comienzan a entrar al país los dólares de las exportaciones de soja.

En cualquier caso, la incertidumbre hoy en el país vecino es extrema, aunque debe reconocerse la mejora de la relación con nuestro país en gestos concretos como la habilitación del dragado del puerto de Montevideo y el impacto positivo que ha tenido para todo el país pero en especial para el litoral, el proceso de encarecimiento que viven del otro lado del río.

A todo este análisis económico debe sumarse que el mundo vive un momento de imprevisibilidad pocas veces visto. La guerra en Ucrania que significó el regreso impensado del conflicto armado a Europa, la tensión entre China y Taiwán, las guerras civiles en África y el posible retorno de Tump a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre pautan un escenario extraordinariamente complejo. En este sentido, América Latina no saldrá ilesa de una situación internacional tan incierta, pero también debe señalarse que puede ser la oportunidad de vender paz en estas tierras en momentos en que es un bien escaso.

Todo este contexto es importante para desalentar locas pasiones populistas en nuestra campaña electoral. Parafraseando al presidente Milei “no habrá plata” para incrementar el gasto público y el país ya no resiste más impuestos para financiarlo. Quienes propongan incrementos del gasto deberán decir con claridad cómo piensan solventarlos. Ya tenemos en la campaña al Pit-Cnt y al Frente Amplio apoyando una reforma de la seguridad social absolutamente irresponsable y demagógica que es irremediablemente imposible de pagar. Exijámosle a cada candidato y a cada partido que venga con propuestas propias del 6 de enero, explicaciones claras. No hay margen para aumentos reales del gasto público y esto debemos internalizarlo todos más allá de partidos, ideologías o visiones.

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