Hay esperanza para Montevideo

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Luego de la renuncia de Carolina Cosse a la Intendencia de Montevideo y la asunción de su sucesor Mauricio Zunino hemos comprobado que nada va a cambiar. La primera declaración pública de Zunino fue para anunciar que como todos sus antecesores frentistas no va a hacer nada por solucionar el problema endémico de la basura. La culpa vendría siendo del gobierno nacional, manifestó, en un acto que Poncio Pilatos hubiera considerado descarado. Resulta que una atribución exclusiva de la Intendencia de Montevideo en la que no han dado pie con bola en los últimos 35 años, siquiera se ha intentado una solución seria para el asunto, sería responsabilidad de otra autoridad política sin competencia en la materia. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Lo cierto es que los montevideanos hemos comprobado hasta el hastío que nuestra ciudad no podrá mejorar de la mano de un intendente del Frente Amplio. Ni Vázquez que comenzó a complicar las cuentas, ni Arana que la endeudó, ni Ehrlich que ni Dios sabe qué hizo, ni Olivera que solo supo oponerse a cualquier iniciativa privada que el Estado no era capaz de hacer, ni Martínez que se dedicó a fabricar motores de respiradores, ni Cosse que hizo las ciclovías más inútiles de la historia universal, han sabido, posiblemente ni querido, hacer algo por Montevideo.

Existen temas de políticas públicas que son complejos, sobre los que existen distintas interpretaciones sobre su causa y no existe ningún país o ciudad que le haya encontrado la respuesta definitiva. Eso es cierto, y es parte de la humildad que debe tener un gobernante: admitir cuando se encuentra frente a un asunto que no tiene respuestas obvias, y posiblemente tampoco respuestas buenas. Pero no es el caso de los temas que martirizan a los montevideanos. En todo el mundo se sabe cómo hacer para que una ciudad no esté tapada de basura. Muchas ciudades han podido mejorar su transporte público y sus vías de circulación agilizando el tránsito. Muchas más han generado polos turísticos con su casco histórico o generado centros de eventos o atracciones turísticas. Pero en Montevideo nada de eso ha sido posible. Peor aún, nada de esto se ha intentado.

Ante este panorama desolador asoma en el horizonte una luz de esperanza. La última encuesta de Opción muestra que los montevideanos comenzaron a buscar alternativas. Parece que finalmente están dejando atrás la desesperanza y se puede abrazar la idea de que una ciudad mejor es posible. En primer lugar, esta encuesta muestra que la aprobación a la gestión de Cosse se fue deteriorando con el paso de su gestión. En segundo lugar, la intención de voto entre el Frente Amplio y la Coalición Republicana luce más pareja de lo esperable para el comienzo de la carrera hacia mayo. Y en tercer lugar, ante la pregunta ¿quién le gustaría que fuera el próximo intendente de Montevideo? La respuesta espontánea más reiterada, más que duplicando a Cosse y duplicando a los restantes, es Martín Lema.

Si bien Lema no ha confirmado su intención de ser candidato a la Intendencia muchos dirigentes del Partido Nacional, incluso de la Coalición, ya lo ven con buenos ojos. Desde el Herrerismo, el Espacio País y su propio sector Aires Fresco, los principales dirigentes del Partido Nacional ya están postulando a Lema como el candidato natural a la Intendencia. Esta encuesta, que lo muestra en franco crecimiento e instalándose como un candidato popular seguramente acelerará el proceso.

En la elección de mayo de 2025 la Coalición Republicana puede tener una oportunidad de ganar en Montevideo. Lo hará si tiene un buen candidato con un buen proyecto. Martín Lema parece reunir las condiciones; un gran empuje y capacidad de trabajo, una gestión formidable al frente del Ministerio de Desarrollo Social que incluso dejó a la oposición sin posibilidades de interpelarlo, una capacidad dialéctica probada para discutir y ganarle a los candidatos frentistas y las ganas que se necesitan para encarar una tarea de esta magnitud.

Lema puede ser un gran candidato a la Intendencia si se quiere pelear en serio el sillón municipal. De él depende armar un buen equipo y un proyecto que enamore a los montevideanos. Con un sueño de ciudad en que podamos proyectarnos el triunfo ciertamente quedará más cerca. Los montevideanos nos hemos resignado demasiado tiempo a vivir mal en una hermosa ciudad. El potencial de Montevideo bien administrada es inmenso. No tenemos derecho a no pelear por ese sueño que bien vale la pena. La pelea por Montevideo empieza ahora y la Coalición debe estar a la altura de las circunstancias.

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