UNA de las modalidades más notorias de nuestro sistema educativo radica en que, cuando se intenta reformarlo, se proyecta un Plan Piloto que comienza a regir en determinados liceos en el primer año, en un número mucho mayor en el segundo año y así sucesivamente hasta abarcar la totalidad de los centros de enseñanza.
Dícese que cada año se observan sus carencias o fallas y que, al detectarlas, se corrigen y, en consecuencia, cada año que pasa el Plan es supuestamente mejor que el anterior. Otra visión del mismo asunto muestra que cada Plan Piloto es una especie irreversible destinada a permanecer y a expandirse sin perder sus características más salientes. Incluso se lo asocia con un nombre, el del Presidente del Codicen que lo hizo nacer. Así, el Plan 1996, o Plan Rama, rige, hoy, en 152 liceos y abarca a más de 77 mil alumnos. No por ello, a ocho años de su constante aplicación, deja de ser objeto de severas críticas. Por ese motivo, el actual Codicen dispuso la creación de seis comisiones programáticas —además de los inspectores, técnicos y asesores con que cuenta— que se pronunciarán sobre temas específicos del cuestionado Plan. A sus informes habrá que agregar el resultado de recientes encuestas efectuadas entre estudiantes, padres, docentes, académicos, empresarios, jerarcas, gremios y hasta grupos religiosos. No faltó nadie, pues, que no se pronunciara, tejiendo loas al pasado y denigrando la educación actual.
HASTA 1950 —año de la creación del Instituto de Profesores "Artigas" (IPA)—, ningún profesor de Secundaria había sido especialmente capacitado para cumplir con su función. No obstante, había eximios profesores. Cuatro años después de aquella fecha empiezan a egresar titulados del IPA y desde entonces, año tras año, lo siguen haciendo en cantidades tales que, más de medio siglo después, siguen siendo insuficientes para cubrir las necesidades del servicio. De todos modos, no parece muy lógico afirmar que en la época en que todos los docentes carecían de formación específica la enseñanza era superior a la de hoy en día, en que un alto porcentaje de profesores son egresados del IPA o de sus similares.
Llama la atención que una de las acusaciones que se le hacen al cuerpo docente, por parte de alumnos y de sus padres, sea su acentuada politización en el tratamiento de los temas, actuales o del pasado, tengan o no que ver con la índole de lo que se estudia. Quizá allí radique buena parte del desquicio imperante en la enseñanza media y la razón del abismo que la separa de la de otros tiempos: el proselitismo, la violación de la laicidad, no sólo es un atentado a toda la pedagogía honesta sino que también es la puerta de entrada a la negación del orden, de la jerarquía y del respeto a una escala de valores que dignifica al individuo y hace fuerte a la sociedad.
ESA grave vulneración a una leal formación de la personalidad del adolescente coincidió con la creciente masificación de la matrícula de la enseñanza media y, por ende, con dificultades para obtener los recursos que la solventaran. Ello creó debilitamiento de vocaciones, falta de disciplina y de ética laboral de los docentes que dejaron de postular las posibilidades reformadoras de la educación para plegarse al culto de falsos ídolos revolucionarios y de consignas políticas que no dejaron de inculcar a sus educandos.
Esa atentatoria tarea fue y sigue siendo provista de agentes proselitistas desde las mismas aulas del IPA pues basta con ver las reacciones violentas de su alumnado en los momentos conflictivos para deducir cuál será su actitud cuando tenga responsabilidad docente. ¿Es posible no imaginar el efecto multiplicador que tendrá esta desviada formación? Generación tras generación de estudiantes liceales han sufrido este lavado de cerebro que, finalmente, ha inclinado la balanza política de nuestro país hacia la izquierda. Lo sabía muy bien el marxista italiano A. Gramsci, que exhortaba a conquistar las fuentes de la cultura... y la enseñanza es la más significativa de ellas.
LA pregunta clave es, entonces, si nuestras autoridades seguirán facilitando el proselitismo ("la laicidad está siendo alevosamente desvirtuada", dijo el Prof. Pivel Devoto en 1986) mediante contenidos programáticos tendenciosos o sesgados o proclives a interpretaciones interesadas por parte de los profesores, o si, por el contrario, asumirán frontalmente su responsabilidad para salvaguardar el destino del país, y actuarán en consecuencia.
Inconcebiblemente, se ha perdido mucho tiempo. No se ha sido consciente de lo muy importante que estaba en juego. Hoy hay que hacer algo porque en el 2004 se nos presentará la última oportunidad.
Todo un símbolo
La muerte del ya legendario "Copito de Nieve" provocada para evitarle mayores sufrimientos, testimonia una dura realidad para las especies salvajes, que continúa vigente en el siglo XXI. En 1966 este ejemplar de gorila albino, siendo una pequeña cría, fue el único sobreviviente de la matanza de toda su familia, a manos de cazadores/agricultores en Guinea Ecuatorial. Durante décadas ha sido el emblema del zoológico de Barcelona, debido a su singularidad pigmentaria. Pero la historia de los orígenes de este extraordinario ejemplar se ha repetido una y otra vez, y continuará ocurriendo en muchos rincones del planeta. A veces por conflictos de intereses —disputas por los alimentos o los hábitats—, otras por dinero, sin olvidarnos del temor natural a ciertas especies amenazantes para los seres humanos, lo cierto es que el número de especies salvajes está en franco retroceso, al igual que la cantidad de individuos representativos de cada una de ellas. De mantener vigencia el actual paradigma de desarrollo, por cierto nada sostenible en términos sociales y ambientales, todo parece indicar que será cuestión de tiempo hasta que comprobemos la desaparición de la mayor parte de las especies de animales vertebrados, lo que en otras palabras significa el agudo empobrecimiento del planeta en materia de diversidad biológica.