Abriendo el paraguas antes de que lloviera, el presidente del Frente Amplio Fernando Pereira anunció públicamente una sola condición que pondría para analizar su eventual candidatura a la intendencia de Montevideo. En la entrevista que concediera hace unos días al periodista de El País Fabián Cambiaso, expresó que “si todo el Frente Amplio me lo pidiera, lo analizaría. Lo más probable, es que responda que no”.
Leyendo entrelíneas, ese requisito de que solo lo analizaría si se lo piden todos los sectores, es la asunción pública de un divisionismo interno que parece tenerlos siempre al borde de la fractura, y que sería una de las causas por las que el FA es tan crítico de todas y cada una de las acciones del gobierno. Como no los une el amor entre ellos, solo lo hace el odio al oficialismo.
No hay otro tema en que se pongan de acuerdo, que no sea castigarlo con prisa y sin pausa. La búsqueda desesperada de mantener una fachada unitaria los ha llevado a extremar el radicalismo de sus planteos, en clara contradicción con el sentir de amplias mayorías ciudadanas que reclaman exactamente lo contrario: un talante centrista y conciliador, en procura de hallar soluciones nacionales consensuadas.
Pereira es consciente de que su posición contraria al plebiscito del Pit-Cnt lo malquista con comunistas, socialistas y demás grupos afines a la candidata a vice Carolina Cosse. Seguramente teme que las luchas intestinas expongan en carne viva desavenencias que ya son bastante notorias, máxime con el pobre desempeño de un presidenciable que no demuestra solidez y se contradice con demasiada frecuencia. La posibilidad de que un liderazgo tenue derrumbe la expectativa electoral del FA, puede convertir a la elección montevideana de mayo de 2025 en un tour de force para quien sienta que corre con el caballo del comisario, pero pueda frustrarse ante una Coalición Republicana triunfadora.
Por eso, ahora más que nunca, acceder a candidaturas de responsabilidad en el FA implica buscar los mayores consensos posibles, algo que Pereira entiende perfectamente, porque lo padece.
Sobre la libertad de acción propuesta para el disparatado plebiscito de la central obrera no parece haber más novedades: siguen surfeando esa ola de irresponsable indefinición, pero llegará un momento en que deberán vérselas con la realidad y jugársela para un lado o para el otro, en una nueva antesala de fractura. Por ahí tendría que encaminarse una estrategia global de la Coalición: marcar matices entre las fórmulas blanca, colorada, independiente y cabildante, pero siendo fuertemente contestes en la crítica a un FA así desnaturalizado.
Valeria Ripoll lo está haciendo muy bien en sus cuestionamientos a un extremismo que ella supo sufrir en carne propia. En respuesta al caso Caram, la compañera de fórmula de Álvaro Delgado señaló que “el FA tiene mucho que explicar con respecto a sus intendencias. Andrés Lima ha tenido ‘la suerte’ de que en Salto una denuncia que se le realizó y está en la Justicia no se ha movido durante más de un año. Tiene que explicar las denuncias y audios públicos vinculados a la entrega de terrenos, a có-mo se comporta con quienes son miembros de cooperativas, al clientelismo de dirigentes de otros partidos que renunciaban a estos y a la semana siguiente eran tomados por la Intendencia de Salto”.
Lo mismo advirtió sobre las comunas de Montevideo y Canelones: “hay más de 500 contratos que el exintendente Orsi no explicó y que también tienen que ver con referentes políticos de otros partidos que renunciaban y, después de adherir al sector La Patriada, eran contratados por la Intendencia de Canelones. En Montevideo sobran los contratos de cooperativas y ONGs militantes -comprobados con videos- que muestran cómo militaban en aquel momento contra la LUC y luego fueron empleados por la Intendencia”.
Andrés Ojeda destacó ante La Nación+ de Argentina el bajo perfil con que el FA asistió al evento por los 30 años del atentado a la AMIA. La pésima réplica de Orsi -manifestando que por “respeto al dolor” no se sacó fotos ni allí ni en las marchas del 20 de mayo- fue rápidamente desmentida en X por el candidato colorado, que reposteó una foto publicada por el propio Orsi en una de esas marchas, agregando Ojeda el zumbón comentario de “no aclares que oscurece”.
La victoria de la Coalición se construye con acciones y declaraciones como estas, sumadas a la correcta comunicación de una gestión de gobierno que se ha destacado por hacer realidad transformaciones que los uruguayos nos debíamos desde hacía años.