Julio Boca
@| En esta época de renuncias tan sonadas, hubo una que lamentablemente pasó desapercibida.
Renunció Julio Boca al ballet del Sodre y esto es una verdadera pérdida para el ballet, para la cultura, para el país y para todos los que todavía creemos que la capacidad, esfuerzo y la razón, le pueden “ganar” a la burocracia estatal paralizante.
No soy seguidor del ballet y nada conozco de sus virtudes, pero admiro a quienes dejan de lado su sitio de “confort”, para brindar y compartir su capacidad.
Este artista en poco tiempo demostró que desde la nada se puede crear algo importante y que pasa nuestras fronteras.
Incluso se me ocurre que se generó una industria sin chimeneas, formada por bailarines, escenógrafos, iluminadores, diseñadores, músicos y otros etcéteras.
Ante esta renuncia, primero el Director del Sodre, luego la Ministra y hasta el Presidente, deberían haber salido despavoridos a pedirle su reconsideración y brindarle todo el apoyo que necesitase para continuar con su proyecto.
Julio Boca dijo, me cansé de ser el malo y esto es muy lamentable ya que denota un cambio de los valores, donde querer hacer y exigir el cumplimiento de las obligaciones, convierte a un jerarca en malo, contra el aparato de reclamos y trámites que se le imponen desde la máquina de impedir.
Lo del título. “Una renuncia que duele”.