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Revisar y mejorar el VAR

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@|Aún sin haber finalizado el Mundial de fútbol 2022 y cuando todavía quedan partidos clave por disputar que pueden generar todavía mucha más polémica, algunas conclusiones podrían obtenerse de lo experimentado hasta el momento:

a) El avance de la tecnología muestra una vez más la ayuda que puede prestar a los seres humanos. Pero esta ayuda sólo será eficaz y justa en la medida que sea bien utilizada por quienes deben manejarla. El objetivo de darle transparencia y certeza al deporte no se podrá cumplir si quienes utilizan la tecnología no lo hacen correctamente, no digamos por falta de honestidad, pero sí por falta de idoneidad, de criterio y de sentido común.

El origen y el destino final de la tecnología en cualquier área del trabajo, la industria, el deporte o del entretenimiento es el ser humano y no la ciencia y maquinaria que se emplea. Y justamente el objetivo de esta última debería ser reducir y atenuar los errores humanos, no provocarlos y aumentarlos. Porque en definitiva lo que está en juego es la justicia y la verdad, dos valores clave para la convivencia humana.

b) Si admitimos que, con avances de toda índole, los errores humanos seguirán existiendo, es positivo constatar que quienes los cometen o sus superiores representantes pidan disculpas por lo sucedido. Resulta positivo, pero no es suficiente. Al fin de cuentas, hay una responsabilidad objetiva, aun cuando no exista una culpa directa y subjetiva. Pero no es suficiente porque la situación se asemeja al caso de la rotura involuntaria de un vidrio o de cualquier objeto de valor: es positivo que quien hizo el daño dé la cara y pida disculpas. Pero no alcanza. Lo que corresponde, aún si se aceptan esas disculpas, es que el daño sea indemnizado por quien lo cometió. Esto responde a un elemental sentido común que se arrastra desde hace siglos y que está plasmado en múltiples versiones e interpretaciones de lo que se interpreta como derecho y ley natural. Uno puede disculpar y perdonar al que causa un daño, pero en la medida de lo posible, el causante debe reparar e indemnizar por lo ocurrido.

c) En los casos concretos que nos ocupan, la FIFA puede admitir que hubo errores humanos y pedir disculpas. Pero, además, tiene los medios y recursos suficientes para procurar restañar en algo los daños cometidos. Máxime cuando dichos errores generaron perjuicios muy significativos a los equipos que los sufrieron. Y sobre todo porque esos perjuicios no deben ser evaluados únicamente en términos económicos, sino en otras dimensiones intangibles, pero indudables.

Si la FIFA no da ese paso, si con ingenio y creatividad no busca las formas de corregir estos errores de una manera más eficiente y justa, se habrá quedado a mitad de camino en la búsqueda de un deporte más digno y más humano para todos. Al no dar ese siguiente paso, continuará abriendo caminos para la duda, la sospecha y el sentido de la discriminación. O al decir de Orwell, seguirá sembrando la semilla de que algunos se sientan y consideren más iguales que otros.

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