Dr. Jeremías M.Taurydzkyj | Maldonado
@|El pasado sábado 14 de enero, en la ciudad de Dnipró, Ucrania, dos misiles rusos hicieron impacto en edificios de departamentos de la ciudad. A raíz de lo cual 35 inocentes víctimas perdieron la vida, entre ellos dos niños. 75 heridos, de ellos 14 niños y el destino de otros 35 ciudadanos es, hasta la fecha, desconocido.

Ucrania, desde el inicio de esta agresión rusa que lleva casi un año, se ha defendido.

Ucrania nunca invadió ni atacó a nación alguna. Sus tierras, ricas en humus, siempre fueron apetecidas por sus vecinos, principalmente los rusos.

Ésta es su desgracia: ser una nación rica; cuya base campesina fue y es pacífica.

Esta guerra de desgaste que lleva a cabo el dictador Putin ya se ha cobrado decenas de miles de muertos en ambos bandos y, a corto plazo, no hay miras de que acabe.

Del bando ucraniano han muertos miles de inocentes civiles y varios millones han emigrado forzosamente.

Sólo la comunidad internacional, poniéndose firme al condenar la guerra y agresión rusa, como lo ha hecho el gobierno uruguayo del Dr. Luis Lacalle Pou, puede lograr el fin de las hostilidades.

Quiera Dios que así ocurra, y pronto.