José Dearriulat | Montevideo
@|El cuerpo que espera...
Quien llega a una junta médica del BPS no lo hace por gusto. Llega porque algo se quebró, porque el cuerpo pidió pausa, porque el ritmo cotidiano ya no se sostiene. Y sin embargo, al cruzar la puerta, lo que encuentra no es abrigo, sino protocolo.
Se le exige claridad cuando lo que vive es confusión. Se le pide rapidez cuando lo que necesita es tiempo. Se le habla en tecnicismos cuando lo que trae es dolor.
El usuario no es un trámite. Es alguien que ya viene vulnerado. Que ha tenido que explicar su síntoma en la mutualista, en el trabajo, en la familia. Y ahora, una vez más, debe justificar su pausa ante un sistema que lo mira con sospecha.
No hay clima de cuidado cuando el cuerpo se convierte en documento.
No hay validación cuando el vínculo se reduce a minutos cronometrados.
No hay ética cuando el descanso se negocia como si fuera privilegio.
El usuario no busca privilegios. Busca dignidad.
No pide favores. Pide que lo miren sin juicio.
No necesita que le crean. Necesita que lo escuchen.