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Hechos derriban mitos

Marcelo Gioscia Civitate | Montevideo
@|Suele entenderse desde Aristóteles que: “no hay más verdad que la realidad”, entendiéndose por “verdad objetiva” la que tiene su sustento en lo fáctico y verificable, alejado de ilusiones o subjetividades en la que pretenden soslayarse hechos concretos y basarse en ideologías abstractas. Vaya si es de aplicación esta frase a la situación vivida y seguramente sufrida por muchos, sino todos los trabajadores que perdieron su fuente laboral por decisión de la emisora radial M24 que respondía al Movimiento de Participación Popular (MPP) fuerza política de real significación en el actual gobierno.

Emisora que fuera utilizada por su principal comunicador, quien con su particular estilo la distinguió como medio de difusión de sus ideas y desde donde se predicaban sus reclamos y “verdades” en su principal labor proselitista, a fin de contribuir a acrecentar sus adhesiones.

La verdad cruda y dura de los hechos que salieron a la luz pública, indica que hacía tiempo que la emisora daba importantes pérdidas (lo que ha motivado su cierre y venta) y que no pudieron siquiera avisarles con algo de antelación a sus dependientes (desde periodistas a personal de limpieza) que se quedarían sin su empleo. Derribaron con ello el mito de la casi legendaria “sensibilidad de izquierda”, que sucumbió frente a la ecuación económica deficitaria y a otra cosa… a llorar al cuartito.

La operación de compraventa apuntaba desde el comienzo del año, a traspasar la titularidad de la emisora a otra empresa, y seguramente los afectados habrán de ser indemnizados de acuerdo a la normativa laboral vigente; pero que según ha trascendido, el quiebre que se produjo, si nos atenemos a las formas, no fue realizado en los mejores términos, afectando hasta legítimos proyectos personales.

La molestia de los trabajadores se incrementó también al saberse que el posible grupo comprador no comulgaba con el “proyecto político de izquierda”, y que respondía más a grupos “de derecha”, lo que seguramente no debe haber facilitado las negociaciones para concretar la operación.

Lo que queda de manifiesto es una operación netamente económica, alejada de toda ideología, algo pragmático -para terminar con las pérdidas padecidas desde hace años- aunque en nada se haya tenido en cuenta las situaciones particulares de los trabajadores.

Debe señalarse que las ondas radiales son propiedad del Estado uruguayo, aunque también ha quedado al descubierto que las tres frecuencias de M24, fueron traspasadas en un cien por ciento a una militante del MPP, lo que deja expuesto la realidad del vínculo más que estrecho de su administración (llámese por arrendamiento u otra forma jurídica) con esta fuerza política partidaria. La decisión del cierre, venta y despido de sus trabajadores –con quienes nos solidarizamos- termina siendo una decisión típicamente empresarial (de resorte económico y financiero) más allá de supuestas prevalencia de ideologías políticas “de izquierda”, que mal que les pese, han quedado por el camino, cuando de sustentabilidad empresarial se trata.

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