Alberto Arias Perdomo | Montevideo
@|Después de la contundente intervención de Bordaberry en la interpelación del Ministro de Ganadería, la consecuencia lógica por los argumentos demoledores expresados por el legislador debió ser: renuncia inmediata del Ministro y que el gobierno anunciara que desistía de la compra de la señorial estancia de lujo; quedan muchas cosas que no han sido suficientemente aclaradas.
¿Quién es el vendedor? El que vende, ¿con qué propósito empresarial había adquirido ese lujoso establecimiento? ¿Vende porque fracasó su emprendimiento agropecuario? ¿Si éste hubiera sido el motivo, por qué el precio es tan elevado? Es una venta carísima que nos deja la sensación de que el gobierno no hizo un buen negocio. Los vendedores, sin duda, hicieron una excelente operación. Es muy importante, importantísimo, saber por qué se vende. Es de descontar que en este momento en que hay gran preocupación por el lavado de activos, aunque sea por rutina, se debe haber hecho una prolija investigación. No olvidemos que estamos ante una cuantiosa venta, multimillonaria en dólares.
Extraña que no haya pesado en el monto de la operación lo que el gobierno afirma de haber heredado del gobierno anterior, un déficit mayor del esperado. Parece que en este caso, contradiciendo la afirmación anterior, sobraba holgadamente el dinero en poder del Estado para hacer la adquisición millonaria en dólares del lujoso establecimiento.
Deja esta compra la sensación de que, más que comprar campos para colonización, había un deseo de comprar especialmente esta suntuosa y carísima estancia. Como en la Revolución de Mayo “El pueblo quiere saber” y tiene derecho de saber, porque el que paga es el pueblo, que es el dueño del dinero que administra el gobierno.