Ciudadana alarmada | Montevideo
@|En una democracia saludable los jerarcas del gobierno deben ser los primeros en dar el ejemplo. Si un alto funcionario evade impuestos y el Presidente de la República lo justifica o decide no tomar ninguna medida, no estamos frente a un simple descuido: estamos ante una lesión al Estado de Derecho.
El principio de igualdad ante la ley no admite excepciones. Que el Presidente guarde silencio, lo minimice o defienda al infractor no solo es un error político, es también una falta ética y una señal de tolerancia con prácticas que debilitan la confianza ciudadana.
En este contexto, el Poder Judicial y los organismos de contralor deben actuar con independencia, sin esperar una habilitación política. La pasividad no es neutralidad: es una forma de complicidad.
Una república no se construye con discursos, sino con responsabilidad, transparencia y consecuencias claras para quienes incumplen la ley.