Roberto A.A. | Montevideo
@|Complica la vida de los uruguayos.
Y una oposición que lo mira desde la comodidad de sus despachos.
La ley de presupuesto 2025–2029 no es solo un conjunto de reformas técnicas, es una embestida silenciosa contra la libertad económica, la privacidad ciudadana y la competitividad nacional. Mientras el gobierno avanza con su maquinaria fiscal, la oposición… toma café.
1- Impuestos que encarecen tu vida.
Se impone un “impuesto global mínimo” que obliga a las empresas a tributar al menos un 15 %. El resultado, menos inversión, menos empleo y más precios altos. Y la oposición, en lugar de alzar la voz por el consumidor, se queda en una tibieza cómoda.
2- Vender o heredar tierras será más caro.
La transmisión indirecta de bienes uruguayos ahora tributa como si fuera directa. Esto encarece la sucesión familiar, frena el dinamismo rural y desincentiva al productor. Los legisladores opositores, sin embargo, susurran reparos técnicos mientras las familias luchan con trámites engorrosos.
3- Dividendos bajo doble castigo.
Los dividendos que se reparten al exterior serán gravados aunque ya hayan pagado impuestos en otra jurisdicción. Así se espantan inversiones y se enfría el crédito local. Pero la bancada opositora prefiere corregir netas y porcentajes, no defender al pequeño accionista.
4- Te cobran antes de que cobres.
Las rentas pasivas deben tributarse en el momento en que la sociedad las percibe, no cuando tú las recibes. Imagina pagar hoy por ingresos que llegarán en seis meses. El flujo de caja de emprendedores y ahorristas se tensiona, y la oposición sigue dormida en su tibieza.
5- Comprar en línea será más caro.
La franquicia postal sube de USD 200 a USD 800, pero se elimina la exoneración de IVA excepto para envíos de EE.UU. El ciudadano promedio pagará más por paquetes que antes llegaban libres de impuestos. La reacción de los partidos de oposición es un comunicado tibio, que nunca baja a la realidad de la gente.
6- Desaparece el secreto bancario.
La DGI podrá exigir datos de tus cuentas sin orden judicial ni aviso previo. Es un retroceso en las garantías individuales. ¿Y la oposición? Sigue negociando matices, sin exigir salvaguardas que eviten fiscalizaciones arbitrarias.
Uruguay merece un presupuesto que simplifique, incentive y respete la propiedad y la privacidad de cada hogar. Exijamos juntos:
- Mantener incentivos claros para pymes y productores rurales.
- Limitar el impuesto global mínimo a grandes multinacionales y excluir al ciudadano de a pie.
- Gravar solo las rentas efectivamente cobradas.
- Restaurar el secreto bancario con salvaguardias judiciales y aviso previo.
Es momento de que el ciudadano de a pie deje de ser un espectador y exija transparencia, competitividad y justicia fiscal. Porque si la oposición se adormece, somos nosotros quienes debemos despertar al debate público.