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Desorientados

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@|La alternancia en el poder de los partidos políticos es un aspecto resaltable de la democracia que impera en nuestro país. Pero no todos lo tienen claro.

Desde su retorno, luego del gobierno militar, se han alternado en el poder colorados, blancos y frenteamplistas manejando sus posiciones en gobiernos u oposiciones de acuerdo a sus principios, a sus planes de gobierno, incluso a sus estrategias ideológicas.

Desde el advenimiento de la democracia se alternaron colorados y blancos con gobiernos y oposiciones responsables y constructivas, hasta que la izquierda aglutinada en el FA accede al gobierno y lo maneja a su albedrío, con mayorías parlamentarias, durante 3 períodos.

Con aciertos en tiempos de bonanza económica y flagrantes errores en sus últimos años que, a la postre, le resultaron cruciales para que la ciudadanía, pidiendo un cambio, les quitara su apoyo. Sustituyéndolos entonces por un gobierno de coalición, integrado por 5 partidos con un plan renovador; buscando lograr nuevamente el equilibrio democrático que la ideología izquierdista había perdido durante su largo período en el poder.

El nuevo gobierno, bajo la presidencia de Luis Lacalle Pou, recibe un Estado obeso, sobrecargado por nepotismos y amiguismos recaudadores de votos; una deuda externa desbordada, fruto de administraciones ineptas o irresponsables, derrochadoras sin reparos; seguridad pública, seguridad social previsional y Educación al borde de la crisis y un déficit fiscal descontrolado, como frutilla en el postre al final de años de despilfarro.

Desde su asunción, el nuevo gobierno se enfrenta al grave problema de una inesperada pandemia mundial. La cual, con inteligencia criteriosa, trabajo y unidad va capeando con enorme éxito; poniendo simultáneamente en acción su elaborado plan de gobierno renovador, apoyado en una Ley de Urgente Consideración que contempla escrupulosamente superar errores y falencias de las administraciones de la izquierda vernácula, populista, nepotista, demagoga y derrochadora.

Pero si superar los problemas inherentes a la pandemia fue una tarea difícil, más ardua sería la de enfrentar a una oposición desorientada ante la pérdida irreversible de privilegios, prebendas y beneficios partidistas y sindicales.

En una demostración de bajeza política y antipopular, el contubernio PIT- FA, se lanza a una feroz oposición a todo lo que propone el gobierno, sin siquiera discutir propuestas o sugerir cambios constructivos. Nada, sólo palos en la rueda, nada positivo, sólo oposición ideológica, caprichosa y malintencionada. Desorientada, sin ideas, sin líderes referentes, sin diálogo, sin propuestas, sin un atisbo de positivismo.

Eso es el FA actual, manejado pobremente por un personaje sin historia, sin aptitud, sin carisma, sin nada; oponiéndose a cualquier tema aunque signifique un progreso, un avance o una mejora para la vida ciudadana.

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