María Guillermina Coolighan | Montevideo
@| Titulo así mi carta para traer a la memoria de unos cuantos o de todos el episodio en que, el Sr. Presidente de Francia Emmanuel Macron, habiéndose acercado, vallado de por medio, a un grupo de gente que se agolpaba para participar de alguna manera de un acto puramente protocolar (¡por supuesto no se trataba ni ahí de una manifestación ciudadana!) escucha a un joven decirle esta expresión del título que significa algo así como “cómo te va, Manu?”.
Con respeto y gran firmeza, oyendo además que el joven no solamente lo tuteó sino que lo llamó por su apodo familiar, lo miró y le dijo que le faltaba mucho tiempo de estudio, madurez, cercanía, para hablarle de esa manera al Presidente de la República.
Esto viene a cuento por el deleznable trato recibido por nuestro Presidente Dr. Luis Lacalle Pou por un pequeño grupo de funcionarios y o estudiantes que acudieron a pretender enturbiar la inauguración de un innovador laboratorio en nuestra Facultad de Medicina.
Allí estaba para recibirlo nada más ni nada menos que el Dr. Radi, que estará a cargo del mismo.
Nuestro Presidente, dialoguista y educado como pocos, quiso, tal vez, acercarse a ellos para poder oír sus reclamos. Pero y con razón, escuchando el grado de estridencia y ordinariez demostrado por el pequeño grupete, solamente los miró y preguntó al Dr. Radi de quiénes se trataba y éste, seguramente avergonzado, le respondió “unos funcionarios”.
Como siempre, quien salió mal parado fue este mal educado grupo, que no respeta la investidura de quien venía a inaugurar algo que tanto han pedido, tal vez ellos mismos (más dinero para las ciencias, etc.) y que es nada menos que el Presidente de todos los uruguayos.
Tampoco parecen conocer que quien más grita es siempre el que menos razón tiene. Y delante de un Presidente que nunca se negó a la charla con vecinos, a recibir reclamos en mano de los mismos y que nunca se sumió en un “PPS” como otros sí han hecho.
Por todo ello y recordando el respetuoso diálogo del Presidente Macron con el joven que quiso de alguna manera faltarle el respeto, creo que la reacción de nuestro Presidente fue la mejor: ante tamaña falta de educación y respeto, por supuesto, prefirió subirse al auto y retirarse.
En reciente editorial del Sr. Rodríguez Puppo, titulaba algo así como “su blanca palidez”, en la que refiere a la inclusión en la vida política del país de la Profesora Sra. Blanca Rodríguez y a la cobertura mediática que dicho hecho mereció del periodismo en general y sin la más mínima intención de desmerecer a una excelente comunicadora, expresa que nuestra democracia está padeciendo cada día más de una blanca palidez.
¿Qué se hicieron los debates, intercambios de ideas, las propuestas? A nadie parece importarle.
El candidato de la oposición, cada vez que es preguntado sobre temas importantes ¡y vaya si los hay! (hoy hablaba justamente con alguien muy preparado y versado que mostraba su gran preocupación por el plebiscito de la Seguridad Social que dejaría el país en estado ruinoso, caerían las cajas bancaria, notarial, profesional, ni que hablar el BPS; y me decía de la gran irresponsabilidad de los que lo defienden ofreciendo, engañando mejor dicho, menos años de trabajo, mayores jubilaciones, sin explicar que esto será una bomba que, de aprobarse, ¡hasta les explotaría a ellos mismos en la cara si fueran los elegidos por la ciudadanía! y planteado así, ¿quién diría que no a ello?), contesta “algo hay que hacer”.
Retomando un dicho muy usado por la Sra. Lucía Topolansky sobre diferentes tópicos, “¡en el ruedo se ven los pingos!”, veremos qué hacen los pingos ante tamaña carnada para atraer ingenuos votantes.
Te quiero ver, Catalina, como vulgarmente se dice, si no tomamos el toro por las astas y “cantamos la justa”, remedando al Dr. Batlle.
Termino esta carta deseando que frente a tanto “destiñe” de nuestra democracia y a tanto irrespeto con las jerarquías que dirigen nuestro país, elegidas por voto popular y obligatorio, haya una reacción masiva por el bien de todos.
Pensemos mucho antes de ir a las urnas, nos jugamos demasiado futuro…