Veo, veo

¿Qué ve el gobierno?

En medio de una sensación, cada vez más generalizada (y preocupante) de que no tiene propuestas concretas y de que no muestra un rumbo claro, con un presidente descolocado cada dos por tres, al toparse con hechos que no parece haber conocido, ni previsto y un ministro de Economía que no muestra el perfil esperado, el gobierno toma su primer decisión concreta e importante: destinar US$ 32 millones de dólares (por ahora) a la compra de un campo con el objetivo de favorecer como colonos a unas 16 familias y permitir que un número de productores lecheros de Florida, amplíen su provisión de forraje.

Obviamente que levantó terrible polvareda.

Dejemos de lado algunos aspectos de tipo más puntual, como la situación jurídica del presidente de Colonización que suma otro papelón más para el presidente, acumulando puntos en el campeonato por la copa mundial a la culpa in eligendo, o como el timing de la operación, en medio del concierto de plañidos del gobierno por la falta de dinero y la aparición de cuentas a pagar sorpresivas. Esto ya no es algo episódico: de aquí en más, nadie les va a creer que no hacen las cosas por falta de plata.

Episódico es también, pero grueso, el error de haber querido anotarse un tanto aprovechando los sentimientos despertados por el fallecimiento del Sr. Mujica, para anunciar, como idea brillante, que la compra, los 32 millones de dólares, eran un homenaje al difunto ¡Qué error!

Capaz que si en vez de sacar la tuba, hubieran actuado con habilidad anunciando -tiempo después- que se había resuelto bautizar una nueva colonia con el nombre del Sr. Mujica, el tema de fondo pasaba desapercibido.

Pero, vayamos a lo que hay de sustancial, de fondo, en este episodio.

Para eso, demos por buenos los argumentos del presidente de Colonización, en el sentido de que hay mucha gente queriendo ser tambero y que la lechería es un rubro superprovechoso para el país, tanto por los réditos económicos que genera, como por sus consecuencias sociales (que, se presume refieren a algo más que los beneficios a los privilegiados).

O sea, hagamos el -titánico- esfuerzo por aceptar los argumentos del gobierno (el presidente Orsi fue mucho más lejos todavía en sus loas a los beneficios nacionales proveniente de la lechería).

Cabe entonces hacer la pregunta de si, a juicio del gobierno en la realidad, actual del país, ¿no hay mejor uso para los 32 millones de dólares que una inversión en lechería bajo la forma de colonia?

En este siglo XXI, con los avances tecnológicos, unidos a las restricciones comerciales y a las dificultades para alcanzar niveles necesarios de inversión (sin los cuales, el ministro no se cansa de repetir, será imposible crecer satisfactoriamente) ¿no hay mejor inversión nacional que el campo de Florida?

Un país con el grueso de su oferta exportadora primarizada, sujeto a los avatares de los commodities, dependiente de pocos compradores, con bajísimos niveles de inversión en ciencia y tecnología, ¿apuesta a mejorar su futuro invirtiendo en la producción láctea?

¿Es por ahí que nos vamos a desarrollar?

Ojo, no estoy diciendo que la lechería sea algo menospreciable. Obviamente que no. Pero tampoco es el tipo de actividad de punta, con potencial diversificador y multiplicador que el país necesita.

Frente a esto, que es obvio, aparecen intentos de justificar el gasto con argumentos sociales:

- Hay gente que quiere trabajar la tierra. Todo bien. También hay gente que quiere hacer otras cosas, tanto o más valiosas para la sociedad.

- Con esto se estaría revirtiendo la tendencia de emigrar del campo a la ciudad. Macanas. Se habla de 16 familias. La emigración a las ciudades es un fenómeno mundial.

Si esa es la idea para justificar Colonización, vayan cerrándola.

De hecho, tampoco se justifica el Instituto por lo que aporta en materia de productividad o de docencia extensiva.

No estaría mal que se hiciera una evaluación global de la experiencia. Hay más que suficiente material para ello.

En suma: gobernar es decidir y, generalmente, eligiendo cómo destinar recursos escasos a reclamos ilimitados.

No se lo ve bien al gobierno en esto.