Seguridad laboral y disciplina

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victoria fernández herrera
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Hoy 28 de abril se conmemora el día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo. Uruguay, como en tantos temas vinculados a las relaciones laborales ha sido pionero en la materia.

Esto es así, porque casi todos los aspectos vinculados al trabajo remunerado tienen vinculación con la seguridad y la salud de las personas.Fijar el límite de la jornada laboral, fue en su momento un gran avance en materia de salud y seguridad; poner a cargo de los empleadores la responsabilidad sobre las debidas condiciones de trabajo, resultó fundamental, dar un marco institucional a la actividad de contralor del trabajo creando la Inspección General del Trabajo primero, y luego el Ministerio de Trabajo fue fundamental para garantía de todos.

Avanzado ya el siglo XX, la ratificación de diversos convenios internacionales reforzó el marco normativo del ya corpulento esquema de normas laborales del Uruguay.Así, una estructura jurídica de marco legal, reglamentario, e internacional, dotó al país de los excelentes instrumentos con que cuenta para la protección de estos derechos. Estructura que por cierto nos distingue del resto de las naciones de nuestro continente, y nos deja ubicados en los primeros puestos a nivel internacional. Un orgullo, que además de ventajas acarrea responsabilidades. Responsabilidades para todos los actores sociales.

Entrado ya el siglo veintiuno, y sobre todo en esta coyuntura pandémica cabe plantearse nuevos desafíos.Evitar lesiones, muertes, y padecimientos físicos o sicológicos en el trabajo es tarea de todos, así lo marca la Organización Internacional del Trabajo, y sobre esa responsabilidad conjunta es precisamente en lo que hay que trabajar.La modernidad nos plantea grandes desafíos. La pandemia nos dejó la enseñanza que este tipo de eventos potencian la tecnología pero impactan en las relaciones humanas. Cambian los modelos productivos, la innovación tecnológica provoca sismas, hay cambios sociales consecuencia de todo esto que resultan determinantes en las realidades económicas, y las organizaciones buscan formas resilientes de sobrevivencia que muchas veces entran en pugna con derechos pre establecidos y que se consideraban inamovibles.Y es en este punto donde hay que concentrar los esfuerzos de dialogo sin duda.

No se construyen relaciones de trabajo sanas desde la imposición o la “conquista”, se cimientan sobre la base del entendimiento. El compromiso con la salud y seguridad en el trabajo abarca a todas las partes de la relación laboral.La vieja idea que la misma solo recae sobre las empresas es absolutamente anacrónica. El empleador debe proporcionar los medios para el trabajo seguro, pero el empleado debe ceñirse a los mismos, cuidarlos, y respetar las buenas prácticas.

Una adecuada y moderna evaluación de riesgos no puede obviar los ergonómicos ni los sico sociales, pero tampoco puede ignorar que hay inconductas que generan riesgos y provocan desgracias. Necesariamente una política sana de salud y seguridad en el trabajo debe ir de la mano de una eficiente potestad sancionatoria por parte del empleador hacia quien se expone o expone a otros al peligro. La ley es una sola, no puede haber privilegios para nadie que la incumpla.

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