Una estrategia del caído imperio socialista soviético de Rusia, en América Latina, fue la de disfrazar su empeño de sumisión internacional de los pueblos, bajo tintes nacionalistas locales. El virreinato establecido en Cuba, fue el primer experimento continental. Tomaron la imagen de José Martí (1835-1895), un histórico patriota cubano defensor de las libertades públicas e invocando su figura implantaron la tiranía comunista. En Uruguay tomaron como referencia a José Artigas, y de su ideario asentado en la Libertad hicieron un panfleto de eslóganes leninistas. Al resto de nuestros héroes y gestas, les tiraron a la basura.
En lo último ayudan “historiadores” militantes, miembriscdecsindicatos de “profesores” de la educación pública, supuestamente laica, y teóricamente obligatoria hasta terminar la secundaria. En esta -agremiados en el sindicato Fenapes- con fines electorales promueven un paro de 48 horas, los días 15 y 16 de octubre próximos.
Las elecciones en curso se desarrollan bajo el imperio de la voz del silencio. Ocupan el espacio los encuestadores. Algunos -los más- con conocidas simpatías “progresistas”, a quienes acompaña una pléyade de periodistas “independientes” varios de dudosa objetividad. En el zenit de la desinformación plantean la duda de si acaso son tan distintas las propuestas del frente filopopulista con las de los partidos de la coalición republicana. La ruleta de pesquisas de opinión ha desplazado al análisis de los programas partidarios.
La columna republicana basa su propuesta en la realidad actual del país. Estabilidad institucional, progreso económico, paz social y equipos probados de gobierno. Del Frente Amplio nada se divulga. Citando un botón por muestra se evocará lo relativo a la educación pública. El Frente Amplio propone convocar a un congreso de la educación (que integrarán sindicatos como Fenapes), para que definan una política de gobierno que será vinculante. O sea, que será lo que un eventual gobierno progresista se obligará a ejecutar. Así, irá al bombo lo mucho mejorado en la educación durante la actual administración.
Pero, la máxima diferencia de propuestas está expresada por la derogación promovida por los comunistas de la ley de reforma de seguridad social vigente por medio de un plebiscito. Algo que sus socios tupamaros no comparten y que -sin embargo- en aras del negocio electoral toleran.
La iniciativa:
1.- Banaliza a la Constitución insertando en ella la edad mínima de 60 años para jubilarse y el monto de un salario mínimo como piso de las jubilaciones; 2.- desconoce hay menos nacimientos y población activa para sostener a los pasivos de futuro; 3.- desconoce que por la mayor expectativa de vida aumenta el tiempo en que los retirados cobran haberes; 4.- carga sobre los hombros de las nuevas generaciones activas un peso impositivo creciente que llegará a ser imposible de pagar; 5.- desconoce por lo dicho que en el mundo libre se va aumentando la edad mínima de retiro a los 65 años; 6.- confisca inconstitucionalmente sin compensación el ahorro obligatorio vigente a cientos de miles de sus propietarios (23 mil millones de dólares). Abriendo cauce a una incalculable reclamación judicial contra el Estado -el pueblo- uruguayo por los titulares de los ahorros.
Hoy es hora de combate y -ante un nuevo aniversario de Sarandí- de tomar el sable cívico y dejar todo por la integridad de la República.