Respeto y liderazgo

SEGUIR
Tomás teijeiro
Introduzca el texto aquí

Los movimientos políticos buscan ganar las elecciones para gobernar. El objeto de la política es el poder, lo demás es cuento. Es mediante el poder que se producen los cambios.

A través de él y de ese insumo principalísimo que es la realidad nacional como fundamental materia prima de la cosa pública.

En el ejercicio del Gobierno no se puede ser mezquino, entre otras cosas, porque la mezquindad -como la mentira- tiene patas cortas.

Es decir, un Gobierno no gobierna para sus votantes ni para sus militantes, gobierna para todos. Incluidos los que no lo votaron. Así es el juego democrático, y conviene entenderlo y cuidarlo. Por esto he sostenido más de una vez que, aunque no los había votado, Sanguinetti, Vázquez, y Mujica, también eran mis presidentes. Me dirán que es cosa de liberales eso de respetar la democracia, pues sí, es así. Y sería bueno que otros lo meditaran. La democracia es hija del liberalismo, no del voluntarismo.

Elementos básicos de un Gobierno son la decisión, el rumbo, las ideas claras, la resiliencia ante los problemas, y sus cuadros, pero también son fundamentales el respeto y el liderazgo. Respeto con propios y ajenos, y liderazgo firme en decisiones legítimas.

Pero como la política en democracia es ese instrumento maravilloso que provee a los pueblos de calidad institucional, necesita que todos comulguemos con estos principios. Sin excepciones. Es la forma de sostener un sistema que camina.

En el pasado, quizá otras formas de entender el mundo y las relaciones humanas se fundamentaron en quimeras como el materialismo histórico, el determinismo, o los cuentos sobre como el hombre es lobo del hombre. Historias fantásticas de avivados que siempre arrimaron leña a su fogón con el cuento de que estamos determinados a explotarnos y hacernos el mal los unos a los otros.

Fábulas que perecieron cuando se les enredó la yegua y para justificar su existencia algunos tuvieron que volverse líderes del top ten de los ofendiditos de turno por cualquier sutileza.

Entretenidos con tanto detalle, miraron lo accesorio y se les escapó lo principal. Así desaprovecharon la mayor bonanza de la historia sin lograr mayor equidad, fundieron monopolios, enfocados en la inclusión financiera nos legaron un mar de informales, arrugaron con el delito, no garantizaron libertades, cercenaron derechos que juraban proteger, y fallaron, fallaron una y otra vez cuando las papas quemaron.

No estuvieron a la altura con el viento de popa, y por suerte no les tocó gestionar una crisis como la del covid porque solo hubieran atinado a encerrarnos y generar más pobreza. De tanto repetir las palabras de Artigas como un mantra, olvidaron su contenido, porque es precisamente la “presencia soberana” la que inspira el espíritu de la LUC. Me siento orgulloso de vivir en un país donde la oposición tenga la libertad y la iniciativa de plantear sus diferencias. Me siento orgulloso de este país donde la oposición legítimamente puede interpelar al Gobierno mediante un referéndum. Me sentiría aún más orgulloso si la oposición en lugar de hacer gala de mentiras y embustes en su campaña lo hiciera con respeto y liderazgo. Como lo hace el Gobierno.

Porque es con respeto y liderazgo que se construye futuro. No con versos iracundos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumTomás Teijeiro

Te puede interesar