¿Quién dijo mafia?

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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La expresión “mafia” -“Cosa Nostra”- originalmente aludiría a sicilianos que luchaban contra una invasión francesa (1282) y significaría “Morte a Francia Italia Anela”.

Hoy alude a organizaciones delictivas que defienden sus intereses sin escrúpulos. En América Latina hay una mafia política que empobrece cultural, moral, económica y socialmente a sus pueblos.

Al norte del Río Bravo, Estados Unidos aún menguado su viejo poderío sigue siendo vanguardia planetaria. Incluida la innovación científica y tecnológica. Al sur se encuentran una pléyade de estados latinos con tiranías oligárquicas y pueblos estancados en el subdesarrollo. Secularmente ignorando sus falencias refieren al vecino norteño como “el imperialismo”. La libertad reinante en Estados Unidos es tan palpable, más allá de sus conocidas contradicciones sociales, que solo quien no ha estado allí puede negarla. Y sus oportunidades obligaron a levantar un largo muro de contención para frenar la emigración latina del sur que sin él sería incontenible (en 2019, residían 60.000 inmigrantes uruguayos en este país; datosmacro.com).

Los uruguayos no tenemos motivo para tener actitud negativa contra la primera potencia mundial. En todo caso vale lamentar que actualmente el gobierno estadounidense no dé prioridad alguna a Latinoamérica en su política internacional, como lo ha destacado recientemente nuestro gobierno nacional. Países y regímenes cuyos intereses chocan con Norteamérica, han impulsado “revoluciones” ayer socialistas, ahora populistas, llamadas a cambiar la naturaleza humana y construir el paraíso en la tierra. “Dennos la riqueza de la gente que nosotros se la repartimos”, es voz de orden de un nuevo feudalismo, relacionado con el narcotráfico.

Se han sucedido históricamente internacionalismos de igual propósito: el comunismo soviético ruso, la castrista Tricontinental de La Habana, el Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla, la Celac, etc. Expresiones de “movimientos de liberación”, una “mafia” dueña de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que cuenta con la complicidad de los gobiernos de México, Bolivia Argentina, Chile, mañana quizás Brasil, y algún otro. En nuestro país desde siempre los tentáculos de este engendro han estado activos. Ahora desde marzo 2020 sin tregua en tiempos de dificultades graves -derivados de la pandemia y la guerra en Ucrania- no han cesado por un instante en su afán de destrucción. Merced a una inclaudicable acción de agitadores sindicales con renta gremial, una huelga sucede a otra, una protesta a otra, y más intensa será la acción disolvente a medida que las próximas elecciones estén más cerca. No quieren el bienestar nacional sino al poder para su beneficio.

Una anécdota sirve a lo comentado. En España un depredador “revolucionario” de primera línea es Pablo Iglesias, líder del partido “Podemos”. Estuvo recientemente en Montevideo invitado por la barra frentista. Lanzó consignas bélicas contra “la derecha”. Toda España sabe recibió buen dinero en un paraíso fiscal -un fallo judicial lo acredita- de Nicolás Maduro (Runrun.es). Y con su cónyuge se compraron cerca de Madrid una “socialista” mansión palaciega de 600 mil euros (infobae.com) ¿Habrán aprendido como hacer socialismo nuestros “frentesindicalistas”?

Una conclusión es ineludible. La causa de la Libertad amenazada por la Cosa Nostra aludida obliga a su defensa cívica en Uruguay sin retroceder ni un tranco de pollo.

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