El año político terminó con un mensaje claro, necesario y oportuno. La Coalición Republicana es un entendimiento político vigente que está dando pasos firmes consolidando su proyecto y su funcionamiento.
La reunión de los tres partidos que integramos la Coalición para instalar formalmente un ámbito permanente y de carácter periódico de coordinación política de primer nivel e intercambio de posiciones sobre los temas más relevantes para el futuro del país, es una señal política relevante.
Muchos ciudadanos pertenecientes a cada uno de los tres partidos, así como otros ciudadanos que se identifican como adherentes a la Coalición en general, estaban esperando pasos concretos de estructuración de este entendimiento político.
Porque no alcanza con demostrar que el Gobierno del Frente Amplio es muy malo, falto de iniciativas e ideas, que ganó hace un año sin tener nada claro sobre lo que había que hacer, a pesar de haber hecho la campaña electoral ofreciendo a los ciudadanos todo tipo de certezas que quedaron por el camino.
No alcanza con demostrar que, por ejemplo, en el tema más importante para los uruguayos como es la inseguridad se tomaron un año entero para elaborar un plan porque no tenían nada preparado para recuperar la seguridad.
Otro tanto debe decirse de la educación. No sólo cuestionaron la transformación educativa iniciada en el gobierno anterior, sino que están desmontando varios de los avances generados y todos estamos ya resignados a transcurrir, otra vez, un período sin cambios educativos en el que nos va la vida como sociedad y particularmente a las nuevas generaciones.
Ni hablar de decisiones equivocadas en temas estratégicos y de enormes consecuencias como dejar sin efecto la propuesta del gobierno anterior para resolver el problema del abastecimiento de agua potable en la zona metropolitana y promover en su lugar una alternativa que no resuelve el problema, sino que probablemente lo agrave en el mediano plazo.
Un porcentaje importante de la ciudadanía de nuestro país siente que este Gobierno no tiene rumbo ni propuestas concretas. Sin embargo, esta constatación no nos valida automáticamente como opción diferente. Tenemos la responsabilidad de mostrar y demostrar que existe un proyecto distinto, serio, viable y con capacidad de gobernar el futuro del país.
Lo peor que le puede pasar al país es que muchos ciudadanos dejen de creer en la política o sientan que es necesario buscar alternativas ajenas al sistema de partidos, lo que ha ocurrido en otras partes del mundo.
Por eso es tan relevante la señal de estos días, porque es el primer paso, en clave conjunta, de una Coalición que existe y además se proyecta para volver a gobernar en los próximos tiempos.
En este sentido, es importante que se termine de asumir que la actual Coalición Republicana no incluye a Cabildo Abierto, simplemente, porque este partido ha expresado públicamente que entiende que su camino en esta etapa no es el de integrar la Coalición.
Fue una decisión propia de esa colectividad política que respetamos, aunque obviamente no compartimos, y que se ha reflejado en los acuerdos legislativos reiterados entre los legisladores de Cabildo y la bancada del Frente Amplio.
Esta Coalición Republicana que se gestó para la segunda vuelta de las elecciones de 2019 y luego se validó a través de la gestión del período de gobierno entre 2020 y marzo de 2025, se proyecta ahora en este nuevo período como una articulación política que, al mismo tiempo de ejercer la oposición al gobierno del Frente Amplio, debe construir su propuesta alternativa para los tiempos futuros. La existencia de una Mesa Política de coordinación es un nuevo paso que se suma a la coordinación parlamentaria que comenzó a funcionar hace unas semanas. Es muy importante que este primer año del nuevo período de gobierno termine con la señal de una coordinación política imprescindible para gestar una opción firme en formato de Coalición.
Pero, además, esta articulación política implica la reafirmación simultánea de la continuidad de las identidades, estructuras, tradiciones y trayectorias propias de cada uno de los partidos que la integran. Cada partido aporta desde su propia identidad, integrando el nivel de coordinación coalicionista, pero sin debilitar sus niveles de decisión y actuación propios.
Para adelante queda el desafío de que los equipos técnicos de los partidos que integran la Coalición Republicana comiencen a articular un programa en común de cara al futuro del país.
Luego, cuando los tiempos políticos lo exijan, sin apuro y evitando “poner la carreta delante de los bueyes”, tendremos que trabajar y acordar el formato electoral que habrán de expresar los partidos de la Coalición en las instancias electorales de 2029. Pero para eso falta mucho tiempo y es necesario que maduren las ideas.
Pero, sobre todo, porque hoy lo que importa es aportar iniciativas y propuestas sobre los temas concretos que afectan la vida de nuestro país que, al fin de cuentas es lo que la gente espera.