¿Para qué sirven los municipios?

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Junto con los intendentes, pasado mañana elegiremos alcaldes por cuarta vez. A 15 años de la creación de este tercer nivel de gobierno es bueno analizar cómo funcionaron.

Tomemos un indicador objetivo: cuánta gente participa de la elección de “su alcalde”. Rápidamente surge una conclusión bien nítida: los municipios funcionaron mucho mejor en el interior. Destacan las ciudades que ya tenían juntas autónomas electivas antes de 2010, Río Branco, Bella Unión y San Carlos con un 91%, 86% y 76% de participación respectivamente. Pero en general en todas las ciudades intermedias que no son capitales departamentales se verifican buenos niveles de participación.

La posibilidad de elegir un líder local que es responsable de las tareas municipales más básicas y al que los vecinos pueden reclamar con facilidad es un paso adelante en lo que la literatura denomina “accountability” de los gobernantes. Todos los vecinos de Río Branco saben quién es su alcalde, lo tienen a unas pocas cuadras y es a él a quien le reclaman cuando la plaza está en mal estado o la ciudad está sucia. No tener que recorrer 100 km para reclamar a la autoridad política, mejora la democracia y la eficiencia de los servicios públicos.

Pero bien distinta es la situación en la capital. Razonablemente la gente no participa de algo que no sabe para qué sirve, de hecho la enorme mayoría de la gente ni siquiera sabe a qué municipio pertenece. En un estudio reciente realizado por el CED junto a Opción Consultores confirmamos que casi 6 de cada 10 montevideanos no saben en qué municipio viven, pero la mayoría si saben cuál es la seccional policial que les corresponde. Es evidente que para la vida de las personas es mucho más relevante la comisaría que el municipio.

Razones hay varias, pero me quiero detener en una: la Intendencia de Montevideo creó municipios que pasan por arriba a cualquier identidad previa. A diferencia de San Carlos que existe como ciudad y además como municipio, los municipios montevideanos solo existen administrativamente, pero no en la vida real de las personas. Los municipios no coinciden con los barrios, pero tampoco con los centros comunales que el mismo partido había creado, ni con las seccionales policiales.

¿Tiene algún sentido municipalizar el 100% del territorio? ¿Tiene sentido que el alcalde del Cerro y La Teja sea también de zonas rurales? En el interior la mayoría de las capitales no fueron municipalizadas, y es probable que hacerlo fuera muy ineficiente. La historia demostró lo dañina que fue la lógica de dar la misma solución a territorios muy disímiles. Además de ser entelequias sin ninguna identidad (ni nombre tienen), las funciones que los municipios tienen en Montevideo son pocas y difusas. Los espacios públicos sí, pero si no son muy grandes, las calles sí, pero si no son avenidas, las luces mantenerlas pero no ponerlas. Es inviable que la gente normal sepa qué reclamar a quién.

La descentralización verdadera debe transferir recursos y competencias reales a unidades abarcables. Montevideo debe re discutir qué descentralización sirve atendiendo a sus características específicas. De lo contrario solo habremos agregado una nueva capa geológica de burocracias que casi nadie comprende.

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