Oscurantismo militante

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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El sabio chino Confucio decía que si fuese Emperador por un día lo primero que haría sería obligar a que las palabras fuesen usadas de acuerdo con su sentido natural.

 En el terreno político, entendido como el de la actitud ante la vida en sociedad y su forma de gobierno, recordando a Aristóteles cabe evocar que la única verdad es la realidad. Si la revolución francesa impulsó la idea, por la ubicación geográfica en una asamblea nacional, que la derecha era el conservadursimo y la izquierda el cambio y el progreso, tal aserto hace rato no corre planetariamente más.

La izquierda, según las referencias de prensa habituales, se integra actualmente -en el caso continental- con las monarquías absolutas y cleptómanas de Cuba, Nicaragua, Venezuela, y -abreviando- con otros regímenes afines y el desastre kirchnerista argentino. Todas las fotos, complicidades y gestos difundidos por cuanto medio de comunicación existe sobre el particular, muestran a la dirigencia frentista preponderante actual abrazada a esta realidad. Entre lo reciente revista la solidaridad de parlamentarios de esta orientación -comunistas, tupamaros y Vertiente Artiguista- con Cristina Kirchner, a la que consideran una perseguida política (El Observador, 24/08/22).

El personaje es parte de una familia y un sector político que el mundo entero vio en vivo y en directo, tenían una organización que acaparaba obra pública, cobraba por carreteras que no se hacían, contaba los billetes del dolo impúdicamente, tiraba bolsas con millones de dólares en un convento, y a nombre de Cristina Kirchner, construía lujosos hoteles, por los que ésta percibía millones de dólares por huéspedes inexistentes. El kirchnerismo -nefasto para los intereses de nuestro país- ha llevado a la rica Argentina a una decadencia expresada en el 40% de su población pobre. Se la ve en TV cable, en la calle clamando por limosna pública. El apoyo frentista a Cristina Kirchner tuvo lugar ante la acusación del fiscal argentino Diego Luciani, quien con soporte probatorio irrefutable, ha pedido para la acusada una severa condena penal. La adhesión ilustra lo que es “la izquierda” uruguaya.

El fracaso de la educación pública en nuestro país durante las administraciones frentistas es estrepitoso. La deserción escolar, la repetición, el ingreso al liceo sin saber matemáticas, ni entender lo que se lee, son datos que emanan de registros internacionales (pruebas PISA) y nacionales producidos por la anterior administración. Sobrellevando la pandemia, fiel al compromiso programático asumido en las pasadas elecciones por la coalición republicana, está en curso la reforma educativa. El presidente del Codicen, Robert Silva, conduce parte vital del proceso. Prueba de ello, son los transformadores Centros Educativos María Espinola. De los cuales hay 17 de ellos funcionando repartidos entre Secundaria y la UTU, y Montevideo y el interior del país, asentados todos en zonas de población carenciada. El cambio toca intereses mezquinos de la agitación “ideológica” sindicalizada, aspectada como “barra brava” deportiva. La agresión desarrollada en el Cerro, en Montevideo, recientemente, cuando con actitud republicana Silva y sus colaboradores cercanos estaban reunidos con vecinos del lugar, explicando la reforma como lo vienen haciendo en todo el país, es proyección del clima radical pregonado por los sindicalistas. ¿Son izquierda?¿O descarnado fascismo?

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