Es necesario explicar lo que representa el turismo en la vida de los pueblos como esparcimiento y generación de cultura, conocimiento, riqueza y bienestar? La respuesta obvia es un un “¡No!” gigante. En nuestro país no es tan así.
En economía se le llama industria sin chimeneas y considera “exportación invisible”. Cuando un visitante come un chivito y toma un refresco que pagará con dinero que trajo de su país de origen le está dando vida al mozo del bar, al establecimiento, al camionero y los empleados del flete que trajeron carne, verduras, aceite, etc., y aportando a las empresas de refrescos, el personal de frigoríficos, y a los productores y trabajadores rurales que criaron la vaca. Los bienes y servicios que se mueven en cadena con el turismo que un país recibe generan a su vez impuestos que el Estado usa para sus cometidos y -entre otras cosas- acrecen los ingresos de la seguridad social. Agregan a la riqueza nacional y al progreso popular.
El tema es planetario. A veces se le refiere como lo lúdico que trata de los juegos de azar pero también de lo placentero en general. No se detiene ante regímenes políticos. Las Vegas “la ciudad del pecado”es referencia en Estados Unudos, sin embargo los casinos de Macao en el el sur de China “comunista” le han dejado chiquita. La gente de Alaska en lo peor del invierno norteño va a Miami, y en el centro de Europa se trasladan al Mediterraneo. Asia tiene ofertas caracterizadas, como las tiene América Latina ¿Acaso nadie oyó hablar de Varadero en la tierra de la monarquia absoluta de la dinastía Castro?
Nuestro país ha desarrollado una oferta turística que se extiende a casi todo el territorio. El turismo no es cosa de ricos. Habitualmente la gente por doquier se amolda a sus posibilidades y el uruguayo si no sale en avión sale en ómnibus o hace campamento en barra y camión a la vera de algún río. La. costa del litoral, la platense, la atlántica y el campo, son llamador especial para criollos y extranjeros.
Punta del Este que destaca con caracteres propios tiene un lugar internacional singular. Hay personas que no advierten lo que se ha citado. Se marean con las noticias de la prensa y sienten que allí hay personas que viven con holgura, y que eso merece destruirse. Un día una serpiente se aprestaba a comerse a un “bichito de luz”. El bichito le pregunto:”¿Yo te hice algo o soy necesario para tu alimentación?”. La serpiente le respondió negativamente, agregando:”Quiero comerte porque no soporto verte brillar”. Es lo que se llama envidia, motor de la protesta que anima a los sindicalistas vernaculos y a quienes gustan definirse como”izquierda”.
Lo mencionado, destruyó temporadas bajo la consigna de “verano caliente” una amenaza de terrorismo indiscriminado lanzada ayer por el terrorismo tupamaro, explica marchas de agitación política y sindical con caravanas protestarías recientes hacia ese destino en plena zafra y es razón de una anunciada “marcha” de ¿reivindicación? próxima que promueve el sindicato de bancarios de la banca estatal.
Que empleados públicos con altas remuneraciones que no han perdido un jornal en pandemia, se lancen contra la economía nacional, las empresas y los trabajadores turísticos, diezmados por la pandemia, que hoy pelean por la vida en una temporada tambaleante, no solo no resuelve nada, sino que causa daño al pueblo y se explica por el evocado sentimiento de la serpiente.