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León

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La sicología respecto al liderazgo distingue entre el zorro y el león. El zorro no va de frente para cazar a su presa. La rodea hasta poder sorprenderla desprevenida. El león -por el contrario- seguro de su fuerza, la ubica, la enfrenta y la ataca sin trámite.

Las elecciones argentinas se dan en un país cuya gigantesca potencialidad despiertan atención platense, continental y mundial. La hecatombe desarrollada por la última administración peronista-kirchnerista-massista plena de incapacidad, demagogia, corrupción y fracaso estridente en todas las áreas de la existencia humana y social es de dominio público. La demolición del peso, la inflación, la pobreza y la indigencia vigentes, son parte de los hechos que tienen divulgación.

Hay referencias ilustrativas. La quiebra del Banco Central -traducida en la carencia de dólares y la emisión de billetes sin respaldo destinada a la compra de votos- hizo que Argentina se quedara durante varios días sin combustible con los buques que le portaban detenidos en puerto ¡Y, que desde Paraguay le suspendieran un embarque de bananas! En ambos casos porque no había divisas para pagar. En materia inflacionaria -otro ejemplo inequívoco de crisis nacional- Argentina ocupa junto a Venezuela y Zimbabue el fondo de la tabla planetaria con los porcentajes más altos.

Venimos de asistir a la competencia electoral más amañada que se recuerde en la zona. Fue protagonista principal de la trampa un gobierno nacional cuyo presidente y su vice están desaparecidos. Que permitió al ministro de Economía en funciones -Sergio Massa- ser candidato, y usar los recursos del Estado y pueblo argentinos abusivamente para su campaña. Desplegando una propuesta retórica falaz propia de los empeños totalitarios bolivarianos. Abundaron para solventar esta acción -además- los recursos materiales de poderosos empresarios amigos, sumándose a la gesta -la prensa dixit- el ingreso de publicistas brasileros, recomendados por el presidente brasilero Lula da Silva. Eran especialistas en campañas sucias.

Ante esta “casta” se paró el candidato Javier Milei, un economista reconocido. Su participación en las elecciones presidenciales cobró cuerpo hace dos años, cuando organizó como partido a “La Libertad Avanza” predicando un “liberalismo libertario” promotor de la reducción de la intervención del Estado en la vida nacional. Desde cero, con escasos recursos materiales, y sin el respaldo de una fuerza cívica establecida y organizada, Milei ha sido elegido presidente por una formidable mayoría popular y electoral. Sus voces de orden fueron la dolarización, la supresión del Banco Central y el ataque a la casta, grupo que supuestamente dominaría a la sociedad, siendo el alma de la movilización el: “¡Viva la Libertad carajo!”. Lo suyo muestra a un nuevo David ante Goliat, y su esfuerzo contra todo y contra todos es propio de un león, apodo que le asigna su gente. Deberá serlo cuando asuma el próximo 10 de diciembre.

Entre el continuismo de un gobierno agotado y el cambio, la gente optó por esto último, expresando con el voto su protesta contra la era kirchnerista. Para Uruguay lo ocurrido es lo mejor que podía pasar. Desde el Mercosur podremos actuar sin ataduras respecto a nuestro rumbo internacional. Al fin y al cabo está en nuestros genes aquello de “¡Libertad o con gloria morir!”

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