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Lavandeira y la libertad

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felipe paullier
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Francisco Lavandeira nació en el paraje de Arias en Florida, el 4 de julio de 1848. Hijo de Sixto Lavandeira y Carolina Muñoz, transcurrió su infancia y edad escolar en la zona de Villa Guadalupe en el departamento de Canelones.

Si bien no es de las figuras más reconocidas de nuestra historia, a pocos días de un nuevo 10 de enero en que se conmemora fecha de su fallecimiento, vale la pena dedicar unas líneas a destacar su persona y su defensa de la libertad.

Todas las referencias históricas que se hacen sobre Lavandeira mencionan su inteligencia y capacidad. A pesar de su corta vida, fueron varios los logros cosechados y el reconocimiento en su tiempo. A los 22 años se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires y, al poco tiempo de obtener su título, volvió al Uruguay donde se incorporó a la cátedra de Economía Política de la Universidad. Tanto como profesor, como político, escritor o periodista, el joven Lavandeira se destacaba. En particular, varios historiadores mencionan su rol en defensa de las ideas liberales y la consolidación institucional del Uruguay.

En lo político, tuvo una importante influencia junto a otros jóvenes doctores en la Revolución de las Lanzas encabezada por el caudillo Timoteo Aparicio. En junio de 1872, junto a Alfredo Vásquez Acevedo y Agustín de Vedia fundaron La Democracia, para seguir luchando por sus ideas.

A comienzos de 1875, a partir de una elección para el cargo de Alcalde Ordinario y Defensor de Menores en Montevideo, la relativa paz alcanzada en abril del 72 volvería a romperse. Dichos comicios tenían la particularidad de que no enfrentaron a blancos y colorados entre sí. En dicha elección se opusieron dos concepciones respecto a cómo manejar los problemas del país.

Los blancos y colorados liberales y principistas participaron juntos en la misma lista, y blancos y colorados caudillistas o “candomberos” unidos en la otra. Del lado de los principistas, se destacan las personalidades de Carlos María Ramírez, Francisco Lavandeira, José Pedro Varela, Juan José de Herrera, entre otros.

La elección, prevista inicialmente para el 1º de enero de 1875, debió postergarse para el domingo 10 del mismo mes por graves disturbios promovidos por el bando “candombero”. Durante la mañana parecía que el acto se desarrollaba con normalidad, pero llegado el mediodía, y siendo evidente el triunfo principista, los candomberos no soportaron la derrota.

Encabezados por el nefasto Francisco “Pancho” Belén (el mismo que integró las tropas de Gregorio Suarez y fusiló a Leandro Gómez y sus hombres), los candomberos desenfundaron sus armas y arremetieron a los tiros contra el acto eleccionario. Pretendían hacerse de la urna que se encontraba en el atrio de la Iglesia Matriz.

Francisco Lavandeira moriría atravesado por una de las tantas balas mientras se abrazaba a la urna, defendiendo los votos y los cambios que representaban. Esa tarde murieron otros doce ciudadanos y hubo casi 50 heridos.

Si bien a lo largo de la historia de nuestro país numerosas figuras se destacan por su valentía y coraje, son pocos los eventos cargados de tanto simbolismo como la muerte del joven abogado a sus 26 años. Reivindicar la lucha de Lavandeira trasciende las fronteras partidarias, su heroico patriotismo merece ser recordado por todos.

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