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Las decisiones en grupo y Fito Páez

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ISABELLE CHAQUIRIAND
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El pasado fin de semana tuvo lugar en el Antel Arena el concierto de Fito Páez, uno de los primeros luego de la habilitación de espectáculos públicos por la emergencia sanitaria.

Dadas las circunstancias, tanto los artistas como espectadores debieron aceptar cumplir un protocolo antes de comenzado el concierto. El show transcurría con total normalidad, pero, sobre el final, una persona relativamente cerca del escenario decidió mirar el show parado, lo que no estaba permitido de acuerdo al mencionado protocolo. Luego de ser advertido por la seguridad en más de una ocasión, el cantante que vio la situación desde el escenario, paró de cantar y acusó de patrullaje a la seguridad al grito de “¡basta de dictadura!”, arengando al público a ponerse de pie, cosa que hizo buena parte del público, incluso varios se acercaron hasta el escenario.

Mucho se ha dicho en estos días sobre la actitud de Fito, de la seguridad y de esa persona que decidió ver el espectáculo de pie. Pero los invito a pensar en el comportamiento de todos los demás espectadores que, inicialmente decidieron estar sentados, pero luego se pusieron de pie cuando el resto del grupo lo hizo.

La academia ha estudiado hasta qué punto la toma de decisiones se ve influida por el hecho de estar en grupo y si las decisiones tomadas en este ámbito serían diferentes de las que adoptaríamos a nivel individual. Es decir, si existen procesos evidentes de influencia grupal. La respuesta es sí, cuando las personas estamos en grupo tomamos decisiones respecto al riesgo de manera diferente que cuando estamos solos. Somos más propensos a tomar decisiones más arriesgadas debido a que el riesgo compartido nos hace creer que arriesgamos menos. Eso pasa en las barras bravas en el estadio, en las despedidas de soltero o las fiestas de graduación. Las discusiones tienden a polarizarse y es así como los individuos más conservadores se vuelven más cautos aún, así como aquellos que son más agresivos toman más riesgos todavía. Por ende, las decisiones dentro de un grupo terminan modificando los razonamientos individuales, pudiendo llevar a decisiones erróneas.

Esto se da por varias razones: primero, los grupos dan la sensación de diluir la responsabilidad. Los lazos emocionales que son creados en el grupo sirven para disminuir la ansiedad dentro del grupo y el riesgo real de que la situación parezca menos grave. Luego, el estatus social dentro de los grupos está normalmente asociado con la toma de riesgos, lo que lleva inconscientemente a evitar una posición que parezca de bajo riesgo ante los demás.

Adicionalmente, aquellos que son propensos a tomar altos riesgos están más confiados dentro del grupo y, por lo tanto, pueden persuadir a otros de tomar mayores riesgos y a medida que las personas ponen atención a la posible acción, se vuelven más familiarizados y cómodos con ello, por ende, arriesgan más. El tamaño del grupo también tiene un efecto: cuanto más grande, mayor es la tendencia hacia la "desindividualización”, por lo que el efecto de grupo también se amplifica.

Para evitar caer en estos sesgos, se precisan fortalezas individuales para no seguir el efecto de manada. Solo la confianza individual y el razonamiento crítico harán que no caigamos en estos sesgos. Saber sobre ellos es el primer paso.

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